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Homilía para la Eucaristía del domingo 30 de diciembre de 2018.

Un feliz domingo y desde ya un feliz año a todos. Pastor.

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA.

1Samuel 1,20-22.24-28el texto destaca la religiosidad de la familia compuesta por Elcaná, Ana y Samuel, que viven en función del Señor.

1Juan ,1-12.21-24: el cristiano por estar unido a Cristo, con Él, es hijo de Dios. Por eso, tener la plena confianza de ser acogidos por Dios y vivir en comunión con los hermanos; así estaremos en comunión con el Señor.

Lucas 2,41-52: una escena cargada de símbolos:

  • Como en Samuel, la familia sube al templo a encontrarse con el Señor.
  • Es Pascua, Jesús desaparece por tres días. En otra Pascua, también desaparecerá y al tercer día se le encontrará.
  • Es encontrado en el Templo, es decir, con Dios, su Padre. Jesús vive en función de su Padre; sin embargo se somete a sus padres terrenales.

1.- Seguimos celebrando el Misterio de la Encarnación: Dios se mete en nuestra realidad, la asume. Celebrar la sagrada Familia es parte de este Misterio, porque la familia es una de las realidades más ricas de la humanidad, la familia es patrimonio de la humanidad. Al encarnarse el Verbo de Dios no podía menos que asumir la realidad de la familia, de una familia que pertenece a una cultura muy concreta: la familia israelita.

La familia israelita vivía en función de la Alianza, en función del Señor. Por eso su vida está marcada por diferentes expresiones de carácter religioso. Muy distinto del enfoque de familia que tenía el mundo greco-romano y del que tiene la sociedad actual.

2.- Nosotros los cristianos, por ser hijos de Dios somos de la familia de Dios. Es interesante lo que dice Efesios 2,19: “Ustedes son familia de Dios” (= “oikeios”: que habita la misma casa). De allí: “¡Señor, felices los que habitan en tu Casa!” En el pueblo de Israel Dios habita con su pueblo, camina con ellos. Jesús, el Emmanuel, habita entre nosotros y nos incorpora a su vida. Por eso somos la Familia de Dios, en la que todos somos hermanos, ninguno es padre;  todos discípulos, ninguno maestro; todos servidores, ninguno amo o dueño del otro. Esa es la Familia de Dios; así debe ser la familia cristiana: todos viviendo en función de Dios, ya que Él es quien le da la tónica a toda la vida del creyente y también de una familia cristiana.

3.- Hoy se vive en función de otras cosas. Me llama la atención que en estos días la oferta de carreras se clasifica en función de lo que se gana. El ser humano vive en función del tener y hoy se vive la cultura del “enjoy” = el disfrute. Y no es que sea malo el disfrute en la vida; lo malo es cuando se hace de éste un fin en sí mismo.

Si la persona, la familia, viven en función del disfrute solamente, muchos valores fundamentales corren el riesgo de ser olvidados. Y las consecuencias las estamos viendo en la sociedad actual.

La familia, célula básica de la sociedad, debe ser cuidada. Hay enfermedades graves que se curan con el tratamiento de células madres. Nuestra sociedad enferma necesita ser tratada y curada con la célula madre por excelencia: la Familia.

Los femicidios, parricidios, machismos, la ideología del género, los divorcios, son manifestaciones terribles de la enfermedad de la sociedad, enemigos de la vida familiar.

4.- “¡Miren cómo nos amó el Padre!” En verdad somos sus hijos, nos incorpora en Cristo para que seamos miembros de su FAMILIA, la Familia Divina, la Santísima Trinidad. No sin razón la Iglesia ve en la familia una IGLESIA DOMESTICA, en la que todos sus integrantes: padre, madre, hijos y abuelos, viven en función de la fe en Cristo Jesús. Por eso la familia cristiana, sea cual sea su modelo, es la primera y principal Escuela de la fe del creyente. Es en la familia donde se aprende a ser persona, a ser humano y a ser cristiano.

Estamos reunidos ahora como la “Familia de Dios”. Aquí compartiremos el Pan familiar por excelencia, el Cuerpo de Cristo. Que el comer de este Pan robustezca nuestra comunidad de fe y nuestra comunidad familiar. ¡FELICES LOS QUE HABITAN EN TU CASA, SEÑOR!

 

Hermano Pastor Salvo Beas.