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Homilía para la Eucaristía en la festividad de la Inmaculada Concepción.

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCION.

Génesis 3,9-15.20: Entra en escena el mal: el hombre desobedece al Señor, quiere ser como Dios. Pero también entra en escena Dios: pone una sanción, pero también una solución, ya que un hijo de mujer pondrá las cosas en su lugar.

Efesios 1,3-6.11-12: Al inicio de la carta Pablo bendice a Dios, es decir, lo alaba. ¿Por qué? Porque Él nos colmó de bendiciones: nos eligió para que fuéramos santos; nos predestinó a ser sus hijos; nos constituyó en herederos para ser alabanza de su gloria.

Lucas 1,26-38: La Anunciación. María es: la “llena de gracia”, la bendecida, la favorecida de Dios. ¿Por qué? Porque va a concebir y dar a luz al Salvador, el Hijo de Dios.

1.- Hoy celebramos un Misterio de fe muy grande que debemos saber comprender para poderlo vivir. Pero vamos por parte.

El hombre pecó. ¿Qué significa esto? No quiso reconocer el señorío de Dios, quiso ser Dios, suplantar a Dios. Sólo Dios es el Dueño absoluto de la vida y de la verdad. Sólo Dios conoce el bien y el mal. Al pretender el hombre tener este conocimiento prescinde de Dios. La desobediencia a Dios es sinónimo de suplantar a Dios, poner la vida al margen de Dios, es negar el Amor de Dios. Comer el fruto prohibido viene a significar apropiarse de la Voluntad de Dios. De allí todas las consecuencias, ya que el ser humano queda abandonado a su propia suerte.

2.- Pero NO. Él, el Hijo del hombre y de la mujer, te aplastará la cabeza. En Cristo Jesús Dios puso las cosas en su lugar. ¿De qué manera? Jesús hizo lo que el hombre no hizo y no quiere hacer: Él vivió obedeciendo, acatando la Voluntad de su Padre. Con su obediencia Jesús restablece la armonía entre la voluntad de Dios y la voluntad del hombre.

San Pablo dice: “Nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones”. Y ya sabemos qué significa esto: predestinados a ser santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Según el Génesis el hombre se tornó reprochable, ya que echó a perder lo que Dios tenía proyectado. Sólo Dios, el Señor, podrá poner las cosas en su lugar enviando a Aquel que aplastará la cabeza de la serpiente.

Por eso, a la luz de esta realidad resplandece más todavía el Misterio que estamos celebrando.

4.- ¡”Bendito sea Dios, el Padre de Nuestro Señor Jesucristo”! Ya sabemos por qué.

Y aquí cabe y entra en escena la Primera en ser colmada de bendiciones, la llena de gracia, la Favorecida de Dios. Porque con san Pablo creemos que todos hemos sido predestinados para ser santos, irreprochables. Con mayor razón Aquella que por puro amor de Dios fue la elegida para 3.- Desafortunadamente la criatura humana ha tenido siempre la tentación de sustituir a Dios, queriendo hacerse protagonista de la historia con una actitud de autosuficiencia, poniendo en evidencia sus limitaciones. De ahí una sociedad confusa, caótica y sin horizontes claros.

Hoy el ser humano pretende hacer de sí mismo el fin de todo, trastocando el orden. Y todo comienza y termina en Dios. Hoy está llevando esto al ser humano no sólo al olvido de Dios, sino, lo peor, a creerse Dios y decidir sobre la vida y la muerte. Se olvida el hombre que es criatura y, como tal, un simple administrador de los bienes divinos. concebir y dar a luz al Salvador. Ella hizo lo que la humanidad no quiso hacer: dijo Sí al querer de Dios. Ella se autocalifica como la “Servidora del Señor”, siempre dispuesta lo que Dios disponga.

Por eso hacemos Eucaristía, alabamos, bendecimos y damos gracias a Dios por todo lo que ha hecho.

Alabamos al Padre que nos envió a su Hijo, a quien esperamos. Alabamos a Dios porque asoma en el horizonte el Lucero que anuncia que ya viene el Sol naciente, Jesucristo el Señor, a quien sea la gloria y toda bendición por los siglos de los siglos. Amén.

Hermano Pastor Salvo Beas.