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Homilía para la Eucaristía de la Festividad de Todos los Santos.

A todos deseo un feliz largo fin de semana. Paz y Bien.

FIESTA DE TODOS LOS SANTOS. 2018.

 

Apocalipsis 7,2-4.9-14: con un lenguaje lleno de símbolos se nos presenta a una multitud de salvados, que llevan palmas en sus manos, símbolo de victoria.

1Juan 3,1-3: por estar en comunión con Dios por el bautismo somos hijos suyos. Y el futuro es llegar a serlo plenamente.

Mateo 4,25-5,12: Jesús habla a la multitud y le propone los rasgos de los discípulos del Reino, su identidad.

1.- ¿Qué celebramos hoy los cristianos? A todos los santos. A muchos no gusta este término, pero así lo usa la Biblia. Porque usted y yo somos santos, es decir, elegidos por Dios, purificados por la Sangre de Cristo por pura gracia, de modo que estamos destinados a la salvación, es decir, a vivir plenamente con Dios.

Nos cuesta aceptar esto, como que nos queda grande. Sin embargo más grande nos queda lo que dice san Juan que somos: HIJOS.  Sí, y esto por pura gracia, por puro amor de Dios. Al aceptar a Jesús por la fe, en el Bautismo, se nos concedió llegar a ser hijos de Dios. El mismo san Juan afirma en su evangelio: “A los que creen en su Nombre les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios”  (Juan 1,12). Y todo por pura gracia de Dios.

2.- Pero, hermanos, de esta identidad de santos, elegidos e hijos de Dios se sigue un estilo de vida. ¿Cuál?  Es el estilo de vida que reflejan las Bienaventuranzas. Porque las Bienaventuranzas constituyen el punto de partida de un estilo de vida de acuerdo al Proyecto de Dios. Sólo quien acepta este Proyecto alcanza la plenitud, es bienaventurado, feliz.

Y son muchos, una enorme multitud, como dice la primera lectura, los que han hecho vida en sus vidas este Proyecto del Reino expresado en las Bienaventuranzas.

No son solamente los reconocidos oficialmente por la Iglesia, sino muchos hermanos nuestros, tal vez anónimos, que trataron de vivir las Bienaventuranzas, y supieron ser pobres, como Jesús, el Pobre por excelencia, lo siguieron en su estilo de vida. Porque ese es el desafío nuestro: “El que dice que permanece en Cristo tiene que vivir como Él vivió” (1Juan 2,6). Y el que vive como vivió Jesucristo es Santo.

3.- ¿Difícil? ¿Imposible? Sabemos que no es fácil. El mismo Apocalipsis se pregunta: ¿Quiénes son? Y nos lo dice: “Son los que vienen…”, es decir, los que caminan por el camino del Señor, los que caminan en Cristo, el único Camino. El discípulo de Cristo y la comunidad cristiana están en camino. Un camino difícil. Nadie ha dicho que sea fácil ser cristiano. Al contrario, seremos felices si somos perseguidos e insultados por ser cristianos porque estamos de este modo asemejándonos al Maestro, a Jesús, el Testigo fiel, que dio su vida por todos nosotros.

No debemos olvidar que somos odiados, que el mundo no nos quiere. No nos extrañemos que se nos ataque por todos lados. Buena señal; es el control de calidad de la vida cristiana.

4.- La fiesta de hoy es la fiesta del Pueblo de Dios, el Pueblo elegido y predilecto de Dios. Sí, somos los predilectos de Dios, los regalones de Dios, los hijos de Dios, que por medio de su Hijo Jesucristo hemos sido santificados.

“Vi una enorme multitud” ¿Dónde? En el cielo, sí, pero también acá en la tierra.

Nuestra liturgia se une a la liturgia del cielo. Y todos, formando la gran Comunión de los santos, aclamamos diciendo: “La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono y del Cordero”. A Él alabamos y damos gracias por medio de Jesucristo, el Santo por excelencia, a Quien sea todo el honor y la gloria por los siglos de los siglos.

                                                Hermano Pastor Salvo.