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Homilía para la Eucaristía del domingo 16 de septiembre de 2018

Un cordial saludo de Paz y Bien a todos ustedes. Hno. Pastor.

DOMINGO XXIV DEL AÑO.

Isaías 50,5-9: un cántico del “Servidor del Señor”, que no es más que la personificación del Israel creyente y fiel; tiene que proclamar lo recibido, tiene lengua de discípulo. Por ello tendrá que sufrir mucho. Este “servidor” se identifica también con el Servidor por excelencia: Jesucristo.

Santiago 2,14-18: encontramos de forma original formulada la suprema ley del cristianismo: la Ley del amor. La fe auténtica se demuestra en la vivencia del amor.

Marcos 8,27-35: el discípulo, Pedro, sabe que Jesús es el Mesías. Pero Jesús indica cómo se es verdadero discípulo de Él.

1.- La Palabra nos da a conocer la identidad de Jesús: Él es el Mesías, título que sintetiza lo que es Jesús: el Salvador. Claro que este título estaba contaminado con ideas foráneas, políticas y así lo creían los judíos, incluyendo a Pedro y demás discípulos.

Lo que mejor define a Jesús es que Él es el Mesías, quien viene a hacer presente el Reinado de Dios. Y este es el objeto de la fe de un discípulo: aceptar a Jesús como el Mesías, el Ungido que viene a traer el Reino de Dios. Aceptar esta verdad costó a los primeros discípulos, ya que pensaban que Jesús sería el que libraría a Israel del poder de los romanos. Por eso la actitud contradictoria de Pedro, que juega el papel de Satanás = el que se opone, el que estorba en el camino. Pedro, y el resto de los discípulos, al no comprender que Jesús viene a cumplir con la Voluntad de su Padre, son un estorbo en este su caminar hacia lo que el Padre quiere.

2.- Los discípulos creían en Jesús- Mesías, pero estaban equivocados. Porque la vida y misión del discípulo se define a partir de la identidad del Maestro: según quien sea Jesús, así será su discipulado y su comunidad.  De aquí la importancia de la respuesta personal a la pregunta de Jesús-Mesías. En esta respuesta nos jugamos la identidad cristiana.

Conocer la misión de Jesús puede producir escándalo en un creyente, si realmente no capta la real identidad y misión de Jesús.

Sólo quien sabe poner en Dios el centro de su vida sabe confiar en Él. Sabe ponerse detrás de Jesús, es decir, sabe ser discípulo.

3.- Se ha perdido mucho tiempo en hacer consistir la fe en algo doctrinal, teórico. Lo que ha originado controversias doctrinales y una lucha por la ortodoxia, es decir, la doctrina verdadera.

Todavía existen sectores en el cristianismo que se enredan en estas cosas y llegan hasta un fundamentalismo doctrinal y religioso. Se ha caído incluso en el error de hacer de Dios, de Cristo, un objeto de estudio y nada más. Por eso existe un tremendo divorcio entre fe y vida; existe una esquizofrenia espiritual; en otras palabras, no hay coherencia entre lo que se dice creer y lo que se vive.

Un auténtico discípulo tiene el oído abierto para Dios. De modo que un cristiano será no sólo el que tiene oídos para Dios, su Palabra, sino el que sea “todo oídos para Dios”, el que escucha la Palabra y la encarna en su vida.

4.- En este sentido, la carta de Santiago es clara.  Una auténtica fe toma en serio al pobre. Una fe recibida de parte de Dios, tiene que expresarse mediante unas buenas obras. La fe auténtica cree en Dios, en su Enviado, Jesucristo, y jamás se olvida de los hijos de Dios, expresándose mediante obras buenas. Las obras buenas no son causa de salvación, sino que son frutos maduros de la fe. La fe dispone la vida para el servicio a los demás.

Parafraseando al P. Hurtado, preguntamos: “¿es Chile un país de cristianos creyentes?” La respuesta la encontraremos en la misma Palabra: “Por sus frutos se conoce el árbol”.(Mateo 12,33)

He aquí el control de calidad de  nuestra fe, para saber si es auténtica, para saber si Chile es un país de discípulos auténticos.

Por eso podemos decir con el salmista: “Caminaré en presencia del Señor”, lo que en otras palabras significa: me portaré como verdadero discípulo ante el Señor.

 

                                                                             Hermano Pastor Salvo.