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EDD. viernes 03 de agosto de 2018 . –

Viernes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario
Feria
Color: verde

Antífona de entrada            Cf. Sal 26, 1-2

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré? Cuando avanzan contra mí los enemigos, son ellos los que tropiezan y caen.

ORACIÓN COLECTA

Dios y Señor, de quien proceden todos los bienes, escucha nuestras súplicas; concédenos que, inspirados por ti, pensemos lo que es recto, y, guiados por ti, lo llevemos a la práctica. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Todo el pueblo se amontonó alrededor de Jeremías en la casa del Señor.

Lectura del libro de Jeremías    26,1-9

Al comienzo del reinado de Joaquím, hijo de Josías, rey de Judá, llegó esta palabra a Jeremías, de parte del Señor:

“Así habla el Señor: Párate en el atrio de la Casa del Señor y di a toda la gente de las ciudades de Judá que vienen a postrarse en la Casa del Señor todas las palabras que Yo te mandé decirles, sin omitir ni una sola.  Tal vez escuchen y se conviertan de su mal camino; entonces Yo me arrepentiré del mal que pienso hacerles a causa de la maldad de sus acciones. Tú les dirás: Así habla el Señor: Si ustedes no me escuchan ni caminan según la Ley que Yo les propuse; si no escuchan las palabras de mis servidores los profetas, que Yo les envío incansablemente y a quienes ustedes no han escuchado, entonces Yo trataré a esta Casa como traté a Silo y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra”.

Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías mientras él pronunciaba estas palabras en la Casa del Señor. Y apenas Jeremías terminó de decir todo lo que el Señor le había ordenado decir al pueblo, los sacerdotes y los profetas se le echaron encima, diciendo: “¡Vas a morir! Porque has profetizado en nombre del Señor, diciendo: Esta Casa será como Silo, y esta ciudad será arrasada y quedará deshabitada”.

Entonces todo el pueblo se amontonó alrededor de Jeremías en la Casa del Señor.

SALMO RESPONSORIAL    68, 5. 8-10. 14

R/. ¡Respóndeme, Dios mío, por tu gran amor!

Más numerosos que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo; más fuertes que mis huesos, los que me atacan sin razón. ¡Y hasta tengo que devolver lo que yo no he robado!

Por ti he soportado afrentas y la vergüenza cubrió mi rostro; me convertí en un extraño para mis hermanos, fui un extranjero para los hijos de mi madre: porque el celo de tu Casa me devora, y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian.

Pero mi oración sube hasta ti, Señor, en el momento favorable: respóndeme, Dios mío, por tu gran amor, sálvame, por tu fidelidad.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO     1Pe 1, 25

Aleluya.

La Palabra del Señor permanece para siempre. Ésta es la Palabra que les ha sido anunciada, la Buena Noticia. Aleluya.

EVANGELIO

¿No es éste el hijo del carpintero? ¿De dónde le vendrá todo esto?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo    13, 54-58

Al llegar a su pueblo, Jesús se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados.

“¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?”

Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia”.

Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.

 

Fuente :  http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2018-08-03

 

San Juan XXIII, papa. Diario del alma: Humildad. nn. 1901-1903.

«¿De dónde saca éste esa sabiduría…? ¿No es el hijo del carpintero?» (Mt 13,54-55)

Cada vez que pienso en el gran misterio de la vida escondida y humilde de Jesús durante sus treinta primeros años, mi espíritu se siente cada vez más confundido y me faltan las palabras. ¡Ah! es la misma evidencia: tengo frente a mí una luminosa lección: no tan sólo los juicios y la manera de pensar del mundo sino también los juicios y la manera de pensar de muchos eclesiásticos me parecen completamente falsos y se oponen del todo a esta lección.

Por mi parte confieso que no he llegado todavía a hacerme una idea de ello. Sin embargo, y por lo que me conozco, me parece que sólo poseo una apariencia de humildad, pero no su verdadero espíritu; ese amor a «lo escondido» de Jesucristo en Nazaret, no lo conozco más que de nombre. ¡Y decir que Jesús pasó treinta años de vida escondida, y que era Dios, y que era el «reflejo de la sustancia del Padre» (Hb 1,3), y que vino para salvar al mundo, y que todo esto lo hizo únicamente para enseñarnos cuán necesaria es la humildad y cuánta falta hace practicarla! Y yo, que soy un grande y miserable pecador, que sólo pienso en complacerme a mí mismo, en complacerme en los éxitos que me dan un poco de honor terrestre, que no puedo tener el más mínimo pensamiento santo sin que se deslice la preocupación de mi reputación cerca de los demás… A fin de cuentas no sé acostumbrarme, si no es con un gran esfuerzo, a esa idea de pasar realmente desapercibido, escondido, tal como Jesucristo lo practicó y tal cual me lo enseña.

Fuente  :  https://www.deiverbum.org/mt-13_54-58/