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EDD. jueves 02 de agosto de 2018

Jueves de la decimoséptima semana del tiempo ordinario


San Eusebio de Vercelli, obispo
Memoria libre 
Color: blanco

Obispo de Vercelli (Piamonte, siglo IV), fue exiliado por el emperador Constantino por su fidelidad a la fe en la divinidad de Jesucristo, definida en el Concilio de Nicea. A su regreso del exilio, llevó una vida común con los sacerdotes que compartían su actividad pastoral. San Eusebio fue un promotor de la vida comunitaria sacerdotal.

Antífona de entrada Cf. Ez 34, 11. 23-24

Cuidaré de mis ovejas, dice el Señor, y suscitaré un pastor que las apaciente: Yo, el Señor, seré su Dios.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, te pedimos la gracia de imitar la firmeza del obispo san Eusebio para defender la divinidad de tu Hijo, y haz que, perseverando en la fe que él enseñó, merezcamos participar de la vida de tu Hijo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

Como la arcilla en la mano del alfarero, así están ustedes en mi mano.

Lectura del libro de Jeremías     18,1-6

Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos: “Baja ahora mismo al taller del alfarero, y allí te haré oír mis palabras”.

Yo bajé al taller del alfarero, mientras él trabajaba en el torno. Y cuando la vasija que estaba haciendo le salía mal, como suele pasar con la arcilla en manos del alfarero, él volvía a hacer otra, según le parecía mejor.

Entonces la palabra del Señor me llegó en estos términos: “¿No puedo Yo tratarlos a ustedes, casa de Israel, como ese alfarero? -oráculo del Señor-. Sí, como la arcilla en la mano del alfarero, así están ustedes en mi mano, casa de Israel”.

SALMO RESPONSORIAL    145, 1b-6b

R/. ¡Feliz el que se apoya en el Señor!

¡Alaba al Señor, alma mía! Alabaré al Señor toda mi vida; mientras yo exista, cantaré al Señor.

No confíen en los poderosos, en simples mortales, que no pueden salvar: cuando expiran, vuelven al polvo, y entonces se esfuman sus proyectos.

Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios: Él hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO    Cf. Hech 16,14b

Aleluya.

Señor, toca nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluya.

EVANGELIO

Recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   13, 47-53

Jesús dijo a la multitud: “El Reino de los Cielos se parece a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.

Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. ¿Comprendieron todo esto?” “Sí”, le respondieron.

Entonces agregó: “Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo”.

Fuente  :  http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2018-08-02

 

Reflexión del Papa Francisco.

Cuando pensamos en el regreso de Cristo y su juicio final, que revelará, hasta sus últimas consecuencias, lo que cada uno haya hecho o dejado de hacer durante su vida terrena, percibimos que estamos ante un misterio que nos supera, que ni siquiera podemos imaginar.

Un misterio que despierta casi instintivamente en nosotros un sentimiento de temor, y quizás incluso trepidación.

Sin embargo, si pensamos con atención acerca de este hecho, sólo puede agrandar el corazón de un cristiano y ser una gran fuente de consuelo y confianza.

[…] Si pensamos en el juicio desde la prespectiva de la espera de Jesús, el miedo y la duda desaparecen y dejan espacio a la espera y a una profunda alegría: será el momento en que seremos juzgados finalmente, listos para ser revestidos con la gloria de Cristo, como con un vestido nupcial, y llevados al banquete, imagen de la comunión plena y definitiva con Dios.

[…] ¡Qué hermoso saber que en ese momento, además de Cristo,nuestro Paráclito, nuestro Abogado ante el Padre, podremos contar con la intercesión y buena voluntad de tantos de nuestros hermanos y hermanas que nos han precedido el camino de la fe, que han dado su vida por nosotros y que continúan amándonos de manera indescriptible!

«El que cree en él no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el unigénito Hijo de Dios». ( Jn 3,17-18 )

Esto significa que aquel juicio final ya está en marcha, que empieza ahora en el curso de nuestra existencia.

Este juicio se pronuncia en cada momento de la vida, como reflejo de nuestra aceptación con fe de la salvación presente y operante en Cristo, o con nuestra incredulidad, con el consiguiente cierre en nosotros mismos.

Pero si nos cerramos al amor de Jesús, somos nosotros mismos los que nos condenamos. La salvación está en abrirse a Jesús, y Él nos salva; si somos pecadores, y todos lo somos, le pedimos perdón y si vamos a Él con el deseo de ser buenos, el Señor nos perdona.

Somos nosotros, pues, los que podemos llegar a ser, en cierto sentido, los jueces de nosotros mismos, auto condenándonos a la exclusión de la comunión con Dios y con los hermanos.

No nos cansemos, por lo tanto de velar por nuestros pensamientos y nuestras actitudes, para gustar ya ahora con anticipo la calidez y la belleza del rostro de Dios y esto va a ser hermoso, lo contemplaremos en la vida eterna en toda su plenitud. (Audiencia general, 11 de diciembre de 2013)

Fuente  :  https://www.pildorasdefe.net/liturgia/evangelio-mateo-13-47-53-parabola-red-angeles-separan-buenos-malos-jesus