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Comentario al evangelio de hoy sábado 28 de julio de 2018.

Mateo 13:18-23

La Palabra de Dios

Jesús dijo a sus discípulos: «Escuchen ahora la parábola del sembrador: Cuando uno oye la palabra del Reino y no la interioriza, viene el Maligno y le arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Ahí tienen lo que cayó a lo largo del camino. La semilla que cayó en terreno pedregoso, es aquel que oye la Palabra y en seguida la recibe con alegría. En él, sin embargo, no hay raíces, y no dura más que una temporada. Apenas sobreviene alguna contrariedad o persecución por causa de la Palabra, inmediatamente se viene abajo. La semilla que cayó entre cardos, es aquel que oye la Palabra, pero luego las preocupaciones de esta vida y los encantos de las riquezas ahogan esta palabra, y al final no produce fruto. La semilla que cayó en tierra buena, es aquel que oye la Palabra y la comprende. Este ciertamente dará fruto y producirá cien, sesenta o treinta veces más».

 

Mateo 13:18-23
  • Reflexiones sobre la lectura de hoy

    • Nos acostumbramos tanto a oír las parábolas de Jesús que podemos dejar de apreciar lo llenas de sabiduría que están, una sabiduría que está bellamente expresada en un lenguaje que todos podemos comprender. En una lectura anterior, le escuchamos hablar sobre cómo “La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y vean, algo más que Salomón se encuentra en este lugar.”
    • Mientras lees el Evangelio de hoy, déjate disfrutar de la sabiduría de Jesús, como una de sus características más atractivas.

      • La parábola del sembrador explica cómo es recibida la Palabra de Dios. Jesús sabe que hay diferentes niveles entre los que reciben la Palabra, permitiéndoles florecer y dar fruto, o no poner la suficiente atención, y no poder dar el fruto deseado.
      • La Palabra de Dios se me da como un regalo. Oro para que pueda permitir que su bondad eche raíz en mi vida, me conduzca a una cosecha fértil y me lleve por el Camino de la verdad y amor.

        • ¿Es “La Palabra del Reino” suficientemente importante para mí como para transformarla en un tesoro precioso de mi vida? ¿O las distracciones y preocupaciones desplazan la máxima importancia de la Palabra de Dios? ¿Qué voces y ruidos de este mundo la ahogan? Señor, haz que mi corazón esté en silencio para poder escucharte.
        • Jesús me dice que la “comprensión” es esencial para que la palabra se enraíce en mi corazón y sea efectiva en mi vida. Una escucha, reflexiva y sin apuro, le permite hablar a mi corazón. Señor Jesús, que tu Palabra viva y dadora de vida sea siempre una prioridad para mí. Que cada día pueda dejar un tiempo, como ahora, para escucharla y ponerla en práctica.

          La Palabra de Dios es sembrada en mi corazón día tras día a través de Espacio Sagrado. Cómo podría yo describir mi corazón? Es en parte duro, en parte rocoso, en parte espinoso? Yo le pido al Señor que labre la tierra de mi corazón, dándole frescura y fertilidad.

          Si yo fuera desafiada/o en un tribunal a explicar mi fe, qué diría? Hablaría acerca de lo que conozco de Dios, o más bien que yo trato de vivir de acuerdo a los comandos del amor? Habría mucha evidencia disponible para apoyar mis declaraciones?
          • Permito que mi imaginación se introduzca en la escena que presenta Jesús, imaginando el crecimiento de las semillas e identificando lo que lo amenaza. Tengo cuidado de no permitir que las malezas y la aridez dominen, sino que acepto que Dios me muestre una cosecha floreciente, y nunca pierdo esa esperanza para mí.
          • Pienso cómo puedo permanecer alerta frente a cualquier amenaza a la palabra que se me da: la vida que Jesús ofrece puede ser barrida por actitudes escépticas, comentarios cínicos, actitudes desesperanzadas o palabras hirientes.

          Fuente  :  http://www.espaciosagrado.com/node/186477