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EDD. miércoles 04 de abril de 2018.

Fuente : www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2018-04-04
Miércoles de la octava de Pascua
FERIA
Color: blanco
Antífona de entrada Cf. Mt 25, 34
Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo. Aleluya.
Gloria.
Primera Lectura
Te doy lo que tengo; en el Nombre de Jesús, levántate y camina.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 3, 1-10
En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la tarde. Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada “la Hermosa”, para pedir limosna a los que entraban. Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una limosna.
Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le dijo: “Míranos”.
El hombre los miró fijamente esperando que le dieran algo. Pedro le dijo: “No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el Nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina”. Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos.
Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el Templo, caminando, saltando y glorificando a Dios. Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios. Reconocieron que era el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta del Templo llamada “la Hermosa”, y quedaron asombrados y llenos de admiración por lo que le había sucedido.
 
Salmo responsorial 104, 1-4. 6-9
R/. Alégrense los que buscan al Señor.
¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, hagan conocer entre los pueblos sus proezas; canten al Señor con instrumentos musicales, pregonen todas sus maravillas!
¡Gloríense en su santo Nombre, alégrense los que buscan al Señor! ¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro!
Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos.
Él se acuerda eternamente de su alianza, de la palabra que dio por mil generaciones, del pacto que selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac.
 
EVANGELIO
Aclamación al Evangelio Sal 117, 24
Aleluya.
Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. Aleluya.
EVANGELIO
L e reconocieron al partir el pan.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 24, 13-35
El primer día de la semana, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido.
Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: “¿Qué comentaban por el camino?”
Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: “¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!”
“¿Qué cosa?”, les preguntó.
Ellos respondieron: “Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera Él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que Él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a Él no lo vieron”.
Jesús les dijo: “¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?” Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a Él.
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: “Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba”.
Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero Él había desaparecido de su vista. Y se decían: “¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”
En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y éstos les dijeron: “Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!”
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Comentario :
Fuente : http://es.catholic.net/op/articulos/14708/cat/566/es-verdad-el-senor-ha-resucitado.html#
Meditación del Papa Francisco
El encuentro con Dios en la oración, mediante la lectura de la Biblia y en la vida fraterna les ayudará a conocer mejor al Señor y a ustedes mismos. Como les sucedió a los discípulos de Emaús, la voz de Jesús hará arder su corazón y les abrirá los ojos para reconocer su presencia en la historia personal de cada uno de ustedes, descubriendo así el proyecto de amor que tiene para sus vidas.
Algunos de ustedes sienten o sentirán la llamada del Señor al matrimonio, a formar una familia. Hoy muchos piensan que esta vocación está «pasada de moda», pero no es verdad. Precisamente por eso, toda la Comunidad eclesial está viviendo un período especial de reflexión sobre la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo. Además, les invito a considerar la llamada a la vida consagrada y al sacerdocio. Qué maravilla ver jóvenes que abrazan la vocación de entregarse plenamente a Cristo y al servicio de su Iglesia. Háganse la pregunta con corazón limpio y no tengan miedo a lo que Dios les pida. A partir de su «sí» a la llamada del Señor se convertirán en nuevas semillas de esperanza en la Iglesia y en la sociedad. No lo olviden: La voluntad de Dios es nuestra felicidad. (S.S. Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2015).
Reflexión
En el evangelio de ayer María Magdalena va a buscar al Señor y Cristo le sale al encuentro. En cambio en este evangelio nos encontramos con los típicos seguidores de los días de gloria que huyen el día del castigo.
Cierto que los discípulos de Emaús tienen el mérito de no haber traicionado a Jesús. Habían esperado que él sería el Salvador. Lo que no han tenido en cuenta es que Cristo persevera hasta el final, es capaz de esperar hasta el último momento y salir al encuentro como un buen amigo que tiende la mano.
Sin embargo, Jesús no quiere limitar nuestra libertad y nos deja libres de aceptar la mano que nos ofrece. Nos acompaña durante todo el camino; pero, si no le pedimos que se quede con nosotros, no lo reconoceremos cuando parta el pan.