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Homilía para la Eucaristía del domingo 25 de marzo de 2018

Hermanos, entremos con entusiasmo a esta Semana Santa. Vivámosla interiormente.

DOMINGO DE RAMOS.

 

1.- Queridos hermanos, hoy comenzamos esta Semana Santa. Entramos a celebrar esta Semana Santa, pero no solos, sino con el Señor, ya que queremos vivir el Misterio de la Pascua. Y revivir el misterio de la Pascua es, según el decir de san Pablo, hacer lo de Jesús. ¿Y qué hizo Jesús?

Él se presentó a la humanidad de forma humilde, como uno dispuesto a servir a todos. Y esto es lo que nos quiere recordar el hecho de entrar a Jerusalén de esta forma. El no se presenta de forma triunfalista, ni como un político que viene a ser proclamado, sino humilde y sencillo.

 

2.- Ya el Profeta Isaías lo anuncia y presenta como un servidor, consuelo de los abatidos, siempre dispuesto a cumplir la voluntad de Dios, aunque esto le acarree dolores y ultrajes.

San Marcos nos presenta la Pasión del Señor como el cumplimiento de las Escrituras, y lo corrobora con varias citas bíblicas. Es que Jesús viene a cumplir con el Plan de Dios. La muerte de Cristo se interpreta como un acto supremo de obediencia. Él es el Servidor obediente que hizo lo que nosotros no sabemos hacer: cumplir con lo que Dios quiere. Todo lo que el Señor padeció adquiere un valor salvador, que culmina en la Resurrección.

 

3.- Desgraciadamente todo esto lo sabemos demasiado bien, pero ahí queda, no trasciende, no pasa más allá. Y si así es, estaríamos reduciendo el Misterio de la Pascua a simples ritos, pero totalmente desconectados de la vida.

Pero no. La Pasión de Cristo sigue siendo actual. Son muchos los cristianos que sufren abierta persecución a causa de su fe. Son muchos los cristianos a quienes se les prohíbe celebrar la Semana santa. En nuestro mismo suelo, son muchos los que se burlan de nosotros, por celebrar estos misterios de nuestra fe. La cultura farandulesca que se nos ha impuesto hace más difícil el vivir los misterios de la Pascua.

 

4.- ¿Quieres vivir la Pascua? Disponte a unirte a Cristo. Tratemos de vigorizar nuestra fe.}

Que estos días sean de descanso, sí, porque todos lo necesitamos. Pero de un descanso interior, un descanso que sirva para detenernos a reflexionar acerca de cómo estamos viviendo nuestra fe cristiana. Basta de tanta disipación, concentrémonos en lo único necesario: el vivir a la manera de Cristo.

Tratemos de participar de las celebraciones litúrgicas, que ellas nos ayuden a la reflexión y a la interiorización de nuestra fe. Tendremos el Viernes Santo en la mañana un retiro parroquial; más que la charla que se pueda dar, es el momento de reflexión que se nos da.

Comencemos, pues, esta Semana Santa, la que será la última que celebraremos juntos, como hermanos y amigos. Pero, estemos donde estemos, sigamos sirviendo al Señor con renovado fervor.

                                         Hermano Pastor Salvo Beas.