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EDD. miércoles 21 de marzo de 2018.

Fuente : http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20180320
Miércoles de la quinta semana de Cuaresma
Libro de Daniel 3,14-20.91-92.95.
Nabucodonosor tomó la palabra y les dijo: «¿Es verdad Sadrac, Mesac y Abed Negó, que ustedes no sirven a mis dioses y no adoran la estatua de oro que yo erigí?
¿Están dispuestos ahora, apenas oigan el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, a postrarse y adorar la estatua que yo hice? Porque si ustedes no la adoran, serán arrojados inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente. ¿Y qué Dios podrá salvarlos de mi mano?».
Sadrac, Mesac y Abed Negó respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: «No tenemos necesidad de darte una respuesta acerca de este asunto.
Nuestro Dios, a quien servimos, puede salvarnos del horno de fuego ardiente y nos librará de tus manos.
Y aunque no lo haga, ten por sabido, rey, que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que tú has erigido».
Nabucodonosor se llenó de furor y la expresión de su rostro se alteró frente a Sadrac, Mesac y Abed Negó. El rey tomó la palabra y ordenó activar el horno siete veces más de lo habitual.
Luego ordenó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed Negó, para arrojarlos en el horno de fuego ardiente.
Entonces el rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó a toda prisa y preguntó a sus consejeros: «¿No hemos echado nosotros al fuego a estos tres hombres atados?» Respondieron ellos: «Indudablemente, oh rey.»
Dijo el rey: «Pero yo estoy viendo cuatro hombres que se pasean libremente por el fuego sin sufrir daño alguno, y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses.»
Nabucodonosor exclamó: «Bendito sea el Dios de Sadrak, Mesak y Abed Negó, que ha enviado a su ángel a librar a sus siervos que, confiando en él, quebrantaron la orden del rey y entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a ningún otro fuera de su Dios.
 
Libro de Daniel 3,52.53.54.55.56.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito sea tu santo y glorioso Nombre.
Alabado y exaltado eternamente.
Bendito seas en el Templo de tu santa gloria.
Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo.
Bendito seas en el trono de tu reino.
Aclamado por encima de todo y exaltado eternamente.
Bendito seas Tú, que sondeas los abismos
y te sientas sobre los querubines.
Alabado y exaltado eternamente por encima de todo.
Bendito seas en el firmamento del cielo.
Aclamado y glorificado eternamente.
Evangelio según San Juan 8,31-42.
Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: «Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos:
conocerán la verdad y la verdad los hará libres».
Ellos le respondieron: «Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: ‘Ustedes serán libres’?».
Jesús les respondió: «Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.
El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre.
Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres.
Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes.
Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre».
Ellos le replicaron: «Nuestro padre es Abraham». Y Jesús les dijo: «Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él.
Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso.
Pero ustedes obran como su padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios». Jesús prosiguió:
«Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.
Comentario del Evangelio por San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia. Sermones sobre el evangelio de San Juan, nº41,8 (Trad. ©Evangelizo.org ).
“Entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”
« El esclavo no se quedará en la casa para siempre; el hijo, en cambio, permanece para siempre.». Esa casa, es la Iglesia, y el esclavo, es el pecador. Los pecadores entran numerosos en la Iglesia. El Señor no dice: el esclavo “no está” sino más bien “no permanece en la casa para siempre”…Cuando el rey de toda justicia esté sentado en el trono, como lo dice la Escritura (Mt 25:31), ¿quién podrá glorificarse de tener un corazón puro? ¿Quién podrá glorificarse de no estar manchado por el pecado? ¿Adónde pues está la esperanza, para nosotros quienes no estamos sin pecado?
Escucha tu esperanza: «Pero el Hijo permanece para siempre; si entonces el Hijo les da la libertad, serán realmente libres»…éramos esclavos de nuestro egoísmo; una vez liberados seremos servidores del amor. Es lo que dice el apóstol Pablo: «ustedes hermanos míos, han sido llamados a la libertad, pero que esa libertad no sea un pretexto para satisfacer su egoísmo; al contrario, pónganse, por amor, al servicio los unos por los otros» (Ga 5:13). Un cristiano no puede decir: « ¡soy libre!, fui llamado a la libertad; era un esclavo, pero fui redimido, entonces me encuentro sin obstáculos y puedo hacer lo que quiero. Que nadie se oponga a mi libertad, ¡soy libre!» No, si ocupas tu voluntad para cometer el pecado, te conviertes en esclavo del pecado. No abuses entonces de tu libertad; al contrario, sírvete de ella para evitar el pecado. Serás libre si te conviertes en servidor, exento del pecado si te conviertes en servidor de la rectitud.