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Homilía para la Eucaristía del domingo 28 de enero de 2018

Fuente :
Paz y Bien a todos. Y que tenga unas lindas vacaciones. Hno. Pastor.

DOMINGO IV DEL AÑO.

Deuteronomio 18,15-20: Se promete un Profeta Ideal, portavoz fiel de Dios. Para Israel Moisés, el que habló cara a cara con Dios, es el prototipo de Profeta. Ahora se promete un Profeta ideal, mesiánico. A Él hay que escuchar. Pedro aplica esta cita a Jesús. Y así lo entendió toda la comunidad cristiana.

Marco 1,21-28: Jesús es presentado como el hombre de la Palabra de Dios con autoridad, la que demuestra al liberar a un endemoniado. El es el Enviado con poder.

1.- Siempre ha existido el profetismo en todas las religiones y culturas; esto no es algo privativo, exclusivo de la religión judía.  El profetismo es connatural al hombre. La inquietud de todo hombre por penetrar el sentido del presente y su proyección hacia el futuro. Siempre han existido en el mundo los vaticinadores, astrólogos, espiritistas, tarotistas, nigromantes, etc. Es que todo es connatural al ser humano.

Para la Biblia el profeta no es eso, no es un adivino, sino el que debe liberar al pueblo de lo que le oprime, y muchas de las prácticas arriba enunciadas oprimen porque no provienen de la fe, sino de la superstición.  Paulo Vi decía:” Como núcleo y centro de su Buena Nueva, Jesús anuncia la salvación, ese gran don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El, de verlo, de entregarse a El” E.N.9).

Lo que la Palabra insiste hoy es en Escuchar: “Al que no escuche mis palabras…Yo mismo le pediré cuentas”. Y el salmo repite: “Ojalá hoy escuchen la voz del Señor”.

2.- El Pueblo de Dios tiene sed de la Palabra de Dios, pero ¿quién se la va a proclamar? De allí el sueño de un profeta ideal, verdadero. ¿Lo habrá?  Por supuesto que lo hay: Jesucristo, el Hijo, el Santo de Dios. El es el Enviado con poder, con autoridad para darnos a conocer la Buena Noticia del Reino. El es el Enviado con poder para liberar al hombre. Y lo demostró en la sinagoga de Cafarnaúm, liberando a un hombre de un espíritu impuro. Hoy el Señor nos quiere liberar de muchos demonios. Necesitamos ser liberados de nuestros miedos, nuestras ambiciones descontroladas, de nuestras obsesiones compulsivas, nuestros odios, lujurias y envidias. Sólo Él lo puede hacer porque tiene autoridad.

3.- ¿Qué debemos hacer? El domingo pasado nos decía: “Conviértanse y crean en la Buena Noticia”. Hoy nos invita diciéndonos: “Ojalá hoy escuchen la voz del Señor”. Es indispensable tener fe en el Señor. Fe que significa aceptar al Señor, dejar entrar en nuestra vida al Señor. Hoy se habla mucho de “Internalizar”, es decir, hacer nuestro lo escuchado, encarnarlo.  Que su Palabra sea también a nuestra, que su Mensaje sea también el nuestro. Sólo aceptando dócilmente al Señor es como podemos también nosotros trasmitir su Mensaje.

4.- Jesús es el Profeta por excelencia; Él es el Ungido de Dios para comunicarnos su Palabra de vida, que libera de todo mal.

La Iglesia, cada cristiano, tiene una misión profética; no es otra que la de Cristo. Debemos entonces estar empapados de Cristo. No puede un Profeta trasmitir el mensaje del Señor si no lo escucha, si no lo vive. Paulo Vi decía: “La Buena nueva proclamada por el testimonio de vida deberá ser pues, tarde o temprano, proclamada por la palabra de vida. No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios”…”    «El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan -decíamos recientemente a un grupo de seglares-, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio» (E.N.22. 41).

Hoy el Señor se hace presente en nuestra “sinagoga”, es decir, en nuestra congregación, Parroquia, Movimiento…estemos donde estemos reunidos en su Nombre.

Hoy viene a nosotros en esta Eucaristía. Aceptémoslo y cumplamos nuestra misión.

                                                     Hermano Pastor Salvo Beas.