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Homilía para la Eucaristía del Domingo 07 de enero de 2018

A todos ustedes, una feliz fiesta de Epifanía. Brille para cada uno de ustedes la luz de Cristo, para que puedan iluminar sus ambientes. Pastor

EPIFANIA DEL SEÑOR.
Isaías  60, 1-6: canto de gloria a la futura Jerusalén ya que el Señor está en medio. Él será el punto de atracción de todos los pueblos, especialmente sus hijos que regresan del exilio. Todos serán incorporados al Pueblo de Dios.
Efesios 3,2-6: Pablo describe el Plan salvífico de Dios: también los no judíos son herederos de la Promesa. Desaparece el exclusivismo de un pueblo, de una raza o de una religión. Dios brilla para todos.
Mateo 2,1-12: el evangelio acentúa el encuentro del Mesías con los no judíos. En aquella época existía una expectación de un Salvador extendida por Mesopotamia e Irán. Además el evangelio insiste en presentar a Jesús como el nuevo Caudillo del Pueblo de Dios.

1.- Con la celebración de la Epifanía se culmina la celebración de la Navidad. En verdad, el nacimiento en Belén es ya una Epifanía, toda la vida de Cristo fue una Epifanía, es decir, una manifestación. San Mateo gusta presentar a Jesús abierto a los paganos. Al final de su evangelio Jesús envía a sus discípulos para que vayan a todos los pueblos (cfr. Mateo 28,16-20). Dios, en Cristo, se ha manifestado a todos.
Y san Juan, desde otra perspectiva, presenta a Jesús como el centro de atracción de todos los pueblos: “y cuando Yo sea levantado sobre la tierra, atraeré a todos hacia Mí” (Juan 12,32). De modo que Jesús es quien da cumplimiento a lo anunciado por los profetas: El es el salvador de todos y para todos.
Y san Pablo, el apóstol de los no judíos, proclama el Plan salvífico de Dios: quien cree en Cristo, judío o no, es hecho hijo de Dios, miembro del Cuerpo de Cristo, herederos con Cristo. Este es el misterio que hoy celebramos, y que a veces, con un infantilismo ingenuo, nos hemos quedado en lo anecdótico, si eran dos o más los “Magos”. Y esto no es más que una descripción poética del Misterio del Plan de Dios.

2.- Este Jesús manifestado y manifestación del Padre, es rechazado; lo que es representado con la figura de Herodes, que a toda costa quiere deshacerse de Jesús. Ya desde el principio se prefigura el rechazo de Israel al Mesías y la aceptación del Plan de Dios por parte de los no judíos.
Los evangelios siempre nos presentan estos aspectos en Jesús: Él es manifestado al mundo, pero también Él es rechazado por el mundo.
Llama la atención que el texto del evangelio nos dice que “postrándose le rindieron homenaje”. Otros traducen: “cayendo de rodillas, lo adoraron”. Los no judíos fueron capaces de reconocer a Jesús como el “Mesías y el Señor”, es decir, al Hijo de Dios que viene a salvar a todos.

3.- Hoy no ha cambiado mucho la situación. El mundo sigue rechazando a Cristo y a su Mensaje. Los nuevos Herodes buscan  cómo eliminar a Cristo. Y lo hacen con la espada…de la pluma, de la palabra, sembrando el error y la confusión. Hoy se rechaza a Cristo y a su Iglesia. Claro que muchos identifican erróneamente Iglesia con Obispos y curas. Y aquí en Chile esto es muy notorio. Se rechaza a los obispos y sacerdotes; razones hay muchas, pero cuando no hay fe todo es válido para el rechazo. Rechazar a la Iglesia es rechazar no sólo a la jerarquía, sino a todo el Pueblo de Dios.
Hoy Cristo no es aceptado como Dios por muchos y por eso no se le respeta y no se le adora. Y rechazar a Jesús es rechazar la salvación que sólo Él puede dar. Hoy se buscan sucedáneos de la salvación, pero no salvan, porque no son la salvación. JESUS ES EL UNICO SALVADOR DEL MUNDO AYER, HOY Y SIEMPRE.

4.- Celebrar este Misterio es todo un desafío, ya que nos empuja a salir, a abrirnos al mundo, a dialogar con el mundo. No tener miedo, ya que Él está con nosotros. El Señor no quiere una Iglesia encerrada en sí misma, autorreferente, sino abierta a todos, una Iglesia en salida. Y usted y yo somos Iglesia, no sólo los pastores.
Cada comunidad, cada cristiano, debe ser una Epifanía, una manifestación de Dios en nuestros propios ambientes. Mostremos con nuestras vidas la verdad de Cristo.
Hoy se nos manifiesta el Señor en esta Eucaristía. En cada Eucaristía somos enviados a evangelizar, a decirles a todos que Dios es bueno, que nos ama y quiere nuestro bien. Seamos portadores de este mensaje al mundo de hoy.

Hermano Pastor Salvo Beas.