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Homilía para la Eucaristía del Domingo 29 de Octubre de 2017.

Paz y Bien. Les recuerdo que desde el domingo 5 de Noviembre la misa de la tarde será a las 19’30hrs. Y el 7 se da inicio al Mes de María, que se hará a las 11 de la mañana
DOMINGO XXX DEL AÑO.
Exodo 22, 20-26: leyes morales y religiosas. Cómo debe comportarse un verdadero israelita con el prójimo.
Mateo 22, 34-40: se da a conocer el mandamiento más importante: el amor, en su doble dimensión: a Dios y al prójimo.
 
1.- Una vez más se nos da a conocer lo fundamental para vivir como Dios quiere. Se trata de la vivencia del amor. Vivir el amor, eso realiza a la persona. Pero cuando la Palabra nos habla del amor lo ennoblece, lo eleva, lo enriquece. Porque corremos el riesgo de disminuir y abaratar el amor. Vale la pena vivir el amor, porque es lo esencial para hacer realidad el Reino de Dios. Y ambos textos nos iluminan, nos muestran la cara y sello del amor.
Tenemos que amar a Dios. Y en la cita que se hace del Deuteronomio 6,5 se nos indica la manera de amar a Dios: con todo el corazón, es decir, desde el fondo de nuestro ser, allí donde está la sede de la voluntad, esa capacidad de tomar decisiones. Amar a Dios exige una opción fundamental por El. Amar a Dios con toda el alma, es decir, con toda  nuestra vitalidad, tal cual somos. Y evangelista agrega: “con todo tu espíritu” o mente, es decir, toda la inteligencia y saber que es capaz el espíritu humano. Nada se opone ni debe ser excusa para dejar de amar a Dios. Hoy muchos se excusan porque no se aceptan como son, porque no quieren ni saben optar por El, porque han caído en la autosuficiencia de creer que lo saben todo. No aman a Dios.
 
2.- Tenemos que amar al prójimo: Se cita el Levítico 19,18. Amar al prójimo como a uno mismo. Esto tiene varias explicaciones. Por ejemplo, yo soy la medida del amor al prójimo; lo que a mí me gustaría que hicieran conmigo, lo debe hacer yo con el otro. La cita de la primera lectura también nos ayuda a comprender cómo amar al prójimo: hay que amar al extranjero, a la viuda y a los huérfanos, pues son los más indigentes de aquella sociedad, que carecía de leyes sociales, montepíos y pensiones, etc. Amar al prójimo significa no ser usurero con él. La ley entra en detalles muy concretos.
 
3.- La ley del amor a Dios y al prójimo sigue siendo válida, pero hoy tiene una forma un poco más moderna de aplicarse. ¿Cómo?
En lo que se refiere a Dios, podría decirse que el hombre moderno debe aprender a optar por el Señor, preferirlo. No debe endiosarse a sí mismo. Un amor no racional o teórico, sino concreto, un amor de corazón. Vivimos en una cultura que se auto endiosa, le da la espalda a Dios. Hace la voluntad propia, no la de Dios. Hoy se prescinde de Dios. Hay países en los que lo religioso queda fuera del ámbito social-comunitario.
En lo que se refiere al prójimo, hemos caído en contradicciones terribles. Vale más la vida de una mascota que la de un bebé. La ley contra el maltrato animal (que no es mala) está por encima de la ley por la vida; hoy se legisla en pro del aborto. Decimos ser un país acogedor, pero se muestra un racismo desvergonzado. No se acepta al extranjero, sobre todo si es de piel oscura. Y se nos olvida que muchos de nuestros compatriotas fueron extranjeros obligados por la dictadura. Nuestro país es corrupto, donde se explota al pobre, al que pide préstamos; con un sistema de pensiones que fabrica pobres. Y así no se ama al prójimo, Dios quiere otra cosa de nosotros.
 
4.- Esta ley de amor en su doble dimensión es la base de toda la ley y enseñanza religiosa. Viene siendo la coordenada de toda moral y convivencia humana, es el rayado de cancha que establece los límites del actuar de un creyente. Es el esquema básico fundamental de la Alianza con Dios. Esta estructura íntima acredita cualquier otra estructura. Por eso, todo lo que atropella al amor a Dios o al prójimo, de por sí es malo, porque eso no entra en la Voluntad de Dios.
Jesús con su autoridad le da  el espaldarazo a todo esto. El es quien acredita que lo mejor para nosotros es amar a Dios por sobre todo y al prójimo como a nosotros mismos.
La Eucaristía es renovación de la Alianza. Ratifiquémosla participando en esta comunión.
 
Hno. Pastor Salvo Beas.