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Homilía para la Eucaristía del domingo 24 de septiembre de 2017.

Hermanos, Paz y Bien. Se nos acercan dos fechas importantes: San Miguel, patrono de nuestra parroquia, que es el 29 de este mes, y san Francisco, que celebraremos el miércoles 4 de Octubre. ¿Nos acompañas?
 

DOMINGO XXV.

Isaías 55,6-9: históricamente Israel vuelve del destierro; debe tomar otro camino para encontrarse con el Señor. Lo que significa una verdadera conversión = volverse al Señor, ya que el Señor tiene otros caminos, otra manera de actuar.
Mateo 19,30-20,16: el evangelio se inicia y termina con la misma sentencia que viene a encuadrar la parábola de la viña. La Viña es el Reino de Dios, que siempre desconcierta, porque rompe los esquemas humanos.
1.- Indudablemente, el hecho previo, humanamente imprevisible, refleja la novedad inaudita del reino, que desconcierta toda lógica humana. Así, por ejemplo, el problema no está en si es humanamente verosímil que un rey perdone de golpe una deuda de diez mil talentos, sino en saber si es justo que un hombre que ha recibido un perdón tan grande se niegue a perdonar una deuda infinitamente más pequeña, como se veía el domingo anterior. El problema no es si entre los patronos hay alguno tan generoso que pague el salario entero también a los que no han hecho la jornada laborable completa, sino si es justo que los demás obreros le echen en cara ese gesto de generosidad, como si lesionase algún derecho suyo. Lo mismo sucede en la Parábola del hijo pródigo que no encuentra justo la actitud del padre para con su hermano menor. Lo que nos da a entender que las Parábolas, la Palabra misma de Dios reflejan una mentalidad distinta. Dios no es como nosotros, piensa distinto a nosotros.
2.- El Señor invita a Israel a tomar otro camino. Ya sabemos que la palabra “camino” en la Biblia significa “forma de vida”, un modo de actuar. Así, por ejemplo, en la carta de san Juan se dice: “El que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo” (1Juan 2,6). El cristiano debe andar en Cristo, caminar en Cristo, ya que El es el Camino. En otras palabras, el Señor invita a Israel, a todo creyente, a volverse a El, lo que da a entender que hay que convertirse. Pero esta conversión es total, no solamente se trata de un cambio de conducta, sino también de un cambio de mentalidad, un modo diferente de ver las cosas, verlas como las ve Dios. Y a eso apunta la Parábola de los trabajadores llamados a la Viña.
3.- Todos somos llamados por el Señor a trabajar en su Viña, en el Reino. Todos, no algunos. Porque el Señor quiere que todos se salven, El es generoso. En la parábola se establece un diálogo en el que se quiere explicar el por qué de esta conducta del dueño de la viña (=Dios). Y la respuesta la da la misma parábola: “¿Por qué tomas a mal que Yo sea bueno?” Y quiere demostrarnos que entre nosotros no hay títulos de precedencia. La antigüedad en la vivencia del Reino no  crea una categoría distinta. Ante Dios todos somos valiosos y a todos nos quiere El. Y otro detalle importante, si la Viña es el Reino éste no es algo estático, sino requiere trabajo, mano de obra. Por eso el dueño sale a contratar gente que trabaje en su viña. Si bien es cierto que Dios lo puede hacer solo y mejor, sin embargo se vale del hombre, para le contribuya. Por eso en todo tiempo está llamando a nuevos trabajadores a laborar en su Viña, en el Reino.
4.- “Vayan también ustedes a mi viña”. Hoy lo dice a nosotros. Tú podrás preguntar: ¿y dónde está la Viña del Señor? La viña es tu misma persona, que el Señor espera des frutos abundantes. La Viña del Señor es la Iglesia, Pueblo de Dios, que requiere trabajadores que hagan lo suyo. No son los sacerdotes ni los diáconos los únicos trabajadores. El Señor a todos llama. También a ti. La Viña es el mundo, la sociedad; es allí donde ustedes deben implantar el Reinado de Dios. A Chile le hace falta buenos trabajadores, que sean capaces de implantar los valores del Reino. A todos se nos invita a cambiar de rumbos, a tomar otro camino, a acoger a Jesús, el Camino que conduce a la Vida. Hoy se nos invita, hoy se nos envía.
Hermano Pastor Salvo Beas.