Homilía para la Eucaristía del Domingo 06 de agosto de 2017
Paz y Bien a todos.
LA TRANSFIGURACION DEL SEÑOR.
Daniel 7,9-10.13-14: visión apocalíptica de Daniel. En el contexto de una gran persecución Daniel presenta la expectativa del Reino de Dios. El gran insolente es juzgado por Dios = el Anciano. Aparece un hombre al que se le da dominio, gloria y reinado eterno. Es un rey mesiánico. El evangelio aplicará esta profecía a Jesús: El es el Hijo del hombre.
2Pedro 1,16-19: a las fábulas ingeniosas de ciertos herejes, el autor de la carta opone el hecho histórico de la transfiguración, de la que él fue testigo. La fe en Cristo resucitado es luz para el creyente.
Mateo 17,1-9: los mismos que estarán con Jesús en su agonía son ahora testigos de su Transfiguración: la gloria del Mesías, la plenitud de la Ley y los Profetas. Jesús es presentado como el Hijo amado a quien hay que escuchar.
1.- La comunidad cristiana ha tenido que pasar en su peregrinar por diversas situaciones adversas, oscuras, conflictivas. Como otrora Israel, que tuvo que pasar por situaciones agobiantes, como la del impío Antíoco IV. (Nunca faltan los impíos insolentes en la historia). Es en este contexto que Daniel alienta al Pueblo: el insolente será juzgado y se le dará un Reino eterno en la persona del Hijo del hombre, que no es otro que Jesús, el Señor.
Hoy la Iglesia atraviesa por una situación difícil en la sociedad actual, en la que también abundan los insolentes. Hoy todo es opinable, cuestionable, y la verdad es relativa. Surgen agoreros, falsos teólogos, opinólogos con ideologías nuevas, pero baratas. Hoy la verdad y la moral son relativas. Frente a esta realidad surge la pregunta: ¿A quién oír? ¿A quién creerle? Este es el problema de hoy, de las comunidades cristiana de hoy.
2.- Una vez más la Palabra de Dios nos sale al paso. Tenemos el testimonio de los Apóstoles y evangelistas.: Jesús es el Hijo amado, el Hijo del hombre a quien se le ha dado pleno poder. A El debemos seguir, a El debemos escuchar.
Así como las sirenas, criaturas legendarias y mitológicas, engañaban a los navegantes con sus cantos, belleza y dulzura, pero los devoraban, del mismo modo en la humanidad han existido y existirán “sirenas y sirenios” que engatusan a la gente.
Por eso, qué importante es descubrir al Cristo de los Apóstoles, del evangelio. A Él sólo hay que escuchar y seguir, ya que El solo tiene palabras de vida eterna.
3.- La Transfiguración del Señor es todo un Icono, ya que nos muestra en primer lugar esa realidad oculta del Señor. El es el único Mesías – Salvador, Él es la plenitud de la Ley =Moisés, y los Profetas= Elías.
Junto a esta gloriosa realidad está también la crudeza de su humanidad. El es el Hijo del hombre, es decir, Él es el prototipo de hombre que Dios creó a su imagen y semejanza y también es el prototipo de hombre con el que sueña la humanidad. No necesitamos al Superhombre del cine y tampoco al superhombre de Nietzsche. A nosotros nos basta con aceptar a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre. En Él se basa nuestra visión del ser humano y no en ciertas teorías que le quitan al ser humano su dignidad, la que tiene desde que fue engendrado.
Es un Icono que nos muestra que Jesús es el único Señor y Salvador. Señor, porque tiene la plenitud del poder recibido del Padre. Salvador, ya que tuvo que pasar por el misterio de su muerte y resurrección, ya que Él vino a cumplir en plenitud la Voluntad del Padre.
4.- “Este es mi Hijo muy querido…escúchenlo”.
Juan Pablo II nos gritaba desde el Estadio Nacional: “No tengan miedo de mirarlo a Ël”. Mirarlo, escucharlo significan lo mismo: creer en Él, aceptarlo tal cual es.
Nos conviene aceptar al Señor, ya que Él es la Piedra angular que le da consistencia y seguridad a nuestra vida espiritual. No se apoye en fábulas, en leyendas, en cuentos. Apóyese en el Señor, escúchelo a Él.
Hoy se nos manifiesta no en el Tabor, sino en el místico monte Calvario de la Eucaristía. Comulgar con Él significará querer estar de acuerdo con Él y vivir de Él. Él es la lámpara que brilla en un lugar oscuro; con Él no nos equivocamos.
Hermano Pastor Salvo Beas.