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EDD. viernes 30 de junio de 2017.

Fuente :  http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2017-06-30

Viernes de la duodécima semana del tiempo ordinario
Primeros Santos Mártires de la Iglesia de Roma
Memoria libre
Color: rojo
Al día siguiente de la solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo, la Iglesia recuerda a los cristianos de Roma que, por orden del emperador Nerón, murieron de manera atroz en el circo del Vaticano, después de designarlos como los responsables del incendio de la ciudad, en julio del 64. Según el escritor pagano Tácito, eran “una multitud inmensa”, hecho que confirma también Clemente, Obispo de Roma, en su Carta a los fieles de Corinto.
Antífona de entrada
La sangre de los mártires fue derramada por Cristo en la tierra; por eso ellos alcanzaron la recompensa eterna.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que consagraste los comienzos de la Iglesia de Roma con la sangre de numerosos mártires, concede que su valor en tan arduo combate nos fortalezca, y su gloriosa victoria nos llene siempre de alegría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Ni la muerte ni la vida podrá separarnos jamás del amor de Dios.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma    8, 31b-39
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con Él toda clase de favores? ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios?  «Dios es el que justifica. ¿Quién se atreverá a condenarlos?» ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?
¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Como dice la Escritura: «Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero». Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a Aquél que nos amó.
Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Salmo responsorial   123, 2-5. 7b-8
R/. ¡Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor!
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando los hombres se alzaron contra nosotros, nos habrían devorado vivos.
Cuando ardió su furor contra nosotros, las aguas nos habrían inundado, nos habrían sumergido las aguas turbulentas.
La trampa del cazador se rompió y nosotros escapamos. Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
EVANGELIO
Aclamación al Evangelio    Mt 5, 10
Aleluya.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Aleluya.
EVANGELIO
Ustedes serán odiados por todas las naciones a causa de mi Nombre.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo    24, 4-13
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de que no los engañen, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: “Yo soy el Mesías”, y engañarán a mucha gente. Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerras; no se alarmen: todo esto debe suceder, pero todavía no será el fin.
En efecto, se levantará nación contra nación y reino contra reino. En muchas partes habrá hambre y terremotos. Todo esto no será más que el comienzo de los dolores del parto.
Ustedes serán entregados a la tribulación y a la muerte, y serán odiados por todas las naciones a causa de mi Nombre.
Entonces muchos se escandalizarán; se traicionarán y se odiarán los unos a los otros.
Aparecerá una multitud de falsos profetas, que engañarán a mucha gente. Al aumentar la maldad se enfriará el amor de muchos, pero el que persevere hasta el fin, se salvará.

Reflexión :

Fuente :  http://ofsdemexico.blogspot.cl/2013/06/el-evangelio-segun-san-mateo-comentarios.html

24,1-14 Discurso escatológico: destrucción del Templo. Los capítulos 24s de Mateo constituyen una unidad. En ellos se incluye el último de los cinco discursos en torno a los cuales hace Mateo girar su evangelio, el llamado «discurso escatológico». Se divide en tres partes: descripción de sucesos futuros (24,1-44), parénesis sobre la vigilancia (24,45 –25,30), y parábola del juicio (25,31-46).
Mateo se imagina a Jesús saliendo del Templo y volviendo a contemplarlo a cierta distancia. Esa imagen tiene valor simbólico: Jesús sale del Templo por última vez, lo deja atrás para siempre y se reúne con sus discípulos, la nueva comunidad. El Templo magnífico, de gigantescos sillares, construido por Herodes el Grande, es el trampolín para saltar al tema del discurso.
Éste es probablemente el texto más difícil de interpretar en el evangelio de Mateo, porque muchos sucesos eran futuros y desconocidos en sus detalles y porque se sobreponen las perspectivas. Los apóstoles parecen fundir y confundir dos cosas: la destrucción del Templo y el fin del mundo cuando venga el Mesías. Piden señales precisas para fabricarse un calendario seguro y razonablemente exacto. La curiosidad se mezcla con el temor.
En su respuesta, Jesús rehúsa toda determinación temporal; transforma la información en exhortación a la vigilancia frente a tribulaciones ciertas, a la expectación de lo súbito. Los discípulos preguntan dos cosas (3) sin definir su relación; «eso» es la destrucción del Templo, «tu llegada» es la parusía, la venida con gloria de Jesús el Señor, que coincide con el fin del mundo.
Una serie de acontecimientos tremendos (4-14) sucederá al final; pero no se pueden ordenar en un calendario. Dominará la anarquía interior, las guerras entre pueblos, las catástrofes naturales, las persecuciones, todo ello junto con los dolores de parto de la nueva y definitiva era. Por tanto, hay que aguantar y esperar, pues la causa ennoblecerá el sufrimiento (9), se predicará a todos la Buena Noticia (14) y los fieles se salvarán (13).
El fin del mundo –en el sentido corriente de la expresión– no es inmediato. Tiene que haber unos signos previos. Pero los signos enumerados nunca deben entenderse como fechas indicadoras del momento en que tendrá lugar. Cuantas veces se han ensayado los cálculos para determinarlo, otras tantas se ha comprobado el error. El cálculo del momento preciso en que tendrá lugar ese fin total va directamente en contra del mismo evangelio, de todos aquellos pasajes que exhortan a la vigilancia: la necesidad de estar alerta (25,13), de hacer rendir los talentos recibidos (25,14-30) y de ayudar a los hermanos necesitados (25,31-46). Si el evangelio nos proyecta hacia el futuro, es para invitarnos a una inserción más comprometida con la historia presente.