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Homilía para la Eucaristía del domingo 18 de junio de 2017.

Fuente :  https://www.laicoscapuchinos.cl/laicos/index.php/2017/06/16/homilia-para-la-eucaristia-del-domingo-18-de-junio-de-2017/
En este día del Cuerpo de Cristo que crezca el amor al Señor sacramentado en el Pa n y el Vino y también en la persona de los pobres. Se necesita mucha fe. Pastor.

SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO.

Deuteronomio 8,2-3.14-16: Recuento del caminar por el desierto; se destaca el prodigio del Maná y del agua que brotó de la roca. Es Dios quien da el sustento y la vida.

1Corintios 10,16-18: el cristiano entre en comunión con Cristo por medio de la Eucaristía. Todos forman un Cuerpo en Cristo.

Juan 6,51-59: Jesús es el Pan de vida para la Iglesia; por eso el creyente tiene vida plena y transformada.

1.- Dios alimenta a su Pueblo, a la humanidad toda. Le proporciona el alimento material, los recursos de la tierra y el fruto de su trabajo. Pero también lo alimenta con un bocado especial, que sólo los que tienen fe lo valoran y lo anhelan. Ya sabemos cuál es este bocado especial; es el Viático para nuestras vidas. Viático es el alimento que lleva el viajero para su peregrinar. Viático, es el que se da al que tiene una comisión especial para que cubra sus gastos en lo que dura el viaje. Es el Señor el que se preocupa de nuestro sustento. Pero, insisto, este alimento se valora solamente desde la fe.

El Pueblo de Israel peregrinó por el desierto y fue alimentado por el Señor. En la primera lectura se nos dice que si fue alimentado por el maná es para enseñarle al pueblo que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Dios. Ellos cayeron en la idolatría: comieron, bebieron, cayeron en el libertinaje y, por eso, se olvidaron de quien les daba el sustento, la vida.

2.- Nosotros, inmersos en una cultura secularista, tenemos que renovar nuestra fe y revalorar lo que el Señor nos da. Es cierto que es el hombre el que se procura el alimento, el sustento. Es cierto que gracias a los conocimientos científicos ha podido lograr una calidad de vida mejor. Pero por más que alcance tanto avance no puede olvidar algo tan esencial: “que no sólo de pan vive el hombre”. No sólo de pan, es decir, del progreso, de las cosas, el bienestar económico. Ya la Sagrada Escritura nos recuerda algo importantísimo: Cuando el Señor, tu Dios te introduzca en la tierra que él te dará,–en ciudades grandes y prósperas que tú no levantaste; en casas colmadas de toda clase de bienes, que tú no acumulaste; en pozos que tú no cavaste; en viñedos y olivares que tú no plantaste– y cuando comas hasta saciarte,  ten cuidado de no olvidar al Señor que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud.  Teme al Señor, tu Dios, sírvelo y jura por su Nombre”. (Deuteronomio 6,10-13). Pero el hombre se ha olvidado de esto y ha caído en la idolatría, dándole la espalda al Señor, como otrora cayera Israel.

3.- No debemos ser autosuficientes. Necesitamos de Dios. Necesitamos de un alimento que realmente nos dé plenitud. Y cuando el hombre no descubre este alimento buscará sucedáneos, que ni alimentan ni dan vida. ¡Hay tanto alimento falso para la vida espiritual!

Hoy Jesús dice a los judíos, es decir, a los que no creen en Él: “Yo soy el Pan vivo. El que coma de este Pan vivirá eternamente, y el Pan que Yo daré es mi carne para la vida del mundo.”

Jesús es entrega, donación, alimento para la vida del mundo. Ya sabemos los efectos: comunión vital con el Señor, forma un solo cuerpo con Él.

La celebración de la Eucaristía genera un real entramado de relaciones vitales. Por eso, lo que dice el Apóstol a los Corintios sigue siendo válido: el que come del Cuerpo de Cristo y bebe su Sangre no puede entrar en comunión con la maldad. (Ver  1Corintios 10,21). El que vive prescindiendo de Dios, centrado en sí mismo, en el materialismo y en un falso amor es un idólatra.

4.- Hoy, día del “Corpus”, es todo un desafío. Jesús se nos ofrece en alimento en su cuerpo y en su sangre, en su Palabra. Pero no nos conformemos con celebrar este misterio de fe sólo en lo religioso-cultual. Le pedimos al Señor que renueve el corazón de nuestra sociedad para que el pan de la abundancia sea partido a los pobres. Que a nadie falte su alimento, que a nadie falte el pan de la Palabra y del espíritu, el pan de la libertad, la amistad y el amor fraterno.

El ha venido para que todos tengan vida. Acerquémonos y salgamos de aquí a comunicar vida.

                                         Hermano Pastor Salvo Beas.