Skip to main content

Homilía para la Eucaristía del Domingo 30 de abril de 2017

Que Cristo resucitado les colme de toda bendición. Paz y Bien. Pastor.

PASCUA III.

 

Hechos 2,14.22-33: Pedro proclama que todo el Misterio de Cristo se centra en el Plan de Dios. Dios acreditó a Jesús, sin embargo fue rechazado y entregado a la muerte por los suyos. Por eso Dios lo rescató del poder de la muerte.

1Pedro 1,17-21: así como Dios rescató a los israelitas de la esclavitud por la sangre del cordero, nosotros lo fuimos por la sangre de Cristo, el Cordero sin mancha.

Lucas 24,13-33: a Jesús resucitado se le descubre por la luz de la fe. Él es quien explica todo y se da a conocer a través de la fracción del pan.

1.- Es necesario tener en cuenta que a Jesús se le comprende y se le capta cuando se le encuadra dentro del Plan de Dios. Porque eso es bueno tener presente: Dios tiene un Plan o Proyecto de salvación. Este Proyecto, que es su reinado,  es el que viene a instaurar Jesús con su palabra y sus obras. Para esto El fue acreditado por Dios. ¿Cómo?  Fue ungido por el Espíritu, realizó obras o gestos que indicaban que con Él estaba llegando el reinado de Dios al mundo. Pero el mundo no lo aceptó, lo rechazó. Pero Dios al resucitarlo lo acredita. Jesús es el que salva.

2.- Los hombres somos incapaces de conocer este Plan de Dios. Por eso mismo, cuesta aceptar lo que a Jesús sucedió.

Los discípulos estaban vanamente ilusionados con un mesianismo político, triunfalista. No cabía en sus mentes los sufrimientos y muerte de Jesús, que estaban dentro del Plan de Dios. Mientras no se nos abra la mente y el corazón no vamos a comprender a Jesús, su misterio de muerte y resurrección. Una vez Jesús dijo: “el Espíritu es el que da vida, la carne no vale nada” (Juan 6,63). Con mentalidad carnal nada se capta. Por eso los de Emaús están decepcionados…muchos están decepcionados.

3.- Se ve en el texto de Lucas toda una catequesis a una comunidad decepcionada, temerosa, que huye. ¿Dónde está Jesús? El, que garantizó estar con nosotros siempre, ¿dónde está ahora?  Lo importante es saberlo reconocer, descubrir, a través de las mediaciones de encuentro con El. Hay que saber reconocerlo resucitado en la vida discernida a la luz de la fe, en la Palabra leída y meditada en clave pascual, en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía o Fracción del pan. Sin fe nada tiene sentido porque estamos ciegos, sin luz, fríos interiormente. Es preciso entonces avivar la fe. De este modo podemos descubrir el Plan de Dios para con la Iglesia y cada uno de nosotros. Esto es caminar en fe. Saber que Dios quiere salvar, rescatar, como lo hiciera con su Pueblo, como lo hiciera con su Hijo y Servidor Jesucristo.

4.- El Señor camina a nuestro lado, va con nosotros. No siempre lo descubrimos, por eso vivimos decepcionados, fríos, sin sentir nada, sin comprender nada. Pero debemos descubrirlo, verlo, sentirlo junto a nosotros. Al saber que El va con nosotros podemos exclamar con el salmista: “mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro”.

Entonces sí que seremos capaces de descubrirlo presente junto a nosotros, presente aquí, hoy, entre nosotros en la fracción del pan.

                                                                          Hermano Pastor Salvo Beas.