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EDD. jueves 27 de abril de 2017.

Fuente :   http://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2017-04-27

Jueves de la segunda semana de Pascua
FERIA
Color: blanco
Antífona de entrada Cf. Sal 67, 8-9. 20
Señor, cuando saliste al frente de tu pueblo, abriéndole camino y conviviendo con él, tembló la tierra y el cielo dejó caer su lluvia. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que para la salvación del mundo estableciste el sacrificio pascual, atiende solícito la súplica de tu pueblo para que la oración de Cristo, nuestro mediador, por su humanidad que comparte con nosotros, nos reconcilie, y por su divinidad que lo hace igual a ti, nos absuelva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura
Nosotros somos testigos de estas cosas; nosotros y el Espíritu Santo.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles   5, 27-33
Los guardias hicieron comparecer a los Apóstoles ante el Sanedrín, y el Sumo Sacerdote les dijo: “Nosotros les habíamos prohibido expresamente predicar en ese Nombre, y ustedes han llenado Jerusalén con su doctrina. ¡Así quieren hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre!”
Pedro, junto con los Apóstoles, respondió: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes hicieron morir suspendiéndolo del patíbulo. A Él, Dios lo exaltó con su poder, haciéndolo Jefe y Salvador, a fin de conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados.  Nosotros somos testigos de estas cosas, nosotros y el Espíritu Santo que Dios ha enviado a los que le obedecen”.
Al oír estas palabras, ellos se enfurecieron y querían matarlos.
Salmo responsorial    33, 2. 9. 17-20
R/. El Señor escucha al pobre que lo invoca.
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en Él se refugian!
El Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra. Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. El justo padece muchos males, pero el Señor lo libra de ellos.
EVANGELIO
Aclamación al Evangelio   Jn 20, 29
“Ahora crees, Tomás, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”, dice el Señor.  Aleluya.
EVANGELIO
El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan   3, 31-36
Hablando acerca de Jesús, Juan Bautista dijo:
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra.
El que vino del cielo está por encima de todo. Él da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.
El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.
El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
Comentario de San Juan Crisóstomo, Sobre el Evangelio de san Juan 3, 31 – 36.

Fuente :   http://www.deiverbum.org/jn-03_31-36/

31b. «El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra…» Respecto de lo que dice que habla de la tierra, se refería al hombre y a cuanto pertenecía a él. Y si habla algunas cosas divinas es porque está iluminado por Dios, como dice el Apóstol: «No soy yo, sino la gracia de Dios que está conmigo» ( 1Cor 15,10). Luego San Juan, en cuanto a él se refiere, es de tierra y habla de la misma. Y si algo divino habéis oído de Juan, es porque ha sido inspirado y no porque lo ha recibido.
31c. «El que viene del cielo está por encima de todos.» Esto es: Viene del Padre. De dos maneras «está sobre todos»: primeramente sobre toda la humanidad, de la que procede antes de que ella pecase; y en segundo lugar según la altura del Padre, la cual comparte.
32. «De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio.» Cuando concibes la palabra que vas a pronunciar, quieres decir la cosa y la misma concepción de la cosa que constituye ya el verbo en tu mente. Así como tienes tú en tu mente la palabra que hablas, y ella está en ti, así Dios concibió su palabra o, lo que es lo mismo, engendró al Hijo. Por lo tanto, siendo la palabra el Hijo de Dios, el Hijo nos ha hablado, no su palabra, sino la del Padre; quiso hablarnos lo que el Verbo del Padre hablaba. San Juan explicó cómo ocurrió esto y cómo debió suceder.
Había dicho San Juan: «Y lo que vio y oyó, testifica», como explicando para que no fueran consideradas falsas las cosas que Jesucristo dijese, porque habían de ser pocos los que creerían. Por esto añade: «Y nadie acepta su testimonio.», esto es, pocos; pues tenía discípulos que recibían su testimonio respecto de lo que les decía. Mas en esto se refería a los discípulos, que aún no creían en El. Y asimismo manifiesta la insensibilidad de los judíos, como se había dicho en el principio del Evangelio: «Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron», porque especialmente los judíos eran los que le pertenecían.
33-34. «El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.» Esto es, lo demostró. Y a fin de aumentar el temor, añade: «Porque Dios es verdadero»; manifestando que no de otra manera puede alguno dejar de creer en El, sino llamando mentiroso a Dios que le envió, porque no habla cosa alguna que no corresponda al Padre. Y esto es lo que añade: «El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida.»
«El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida.» Espíritu quiere decir aquí la acción del Espíritu Santo, y quiere significar que todos nosotros recibimos las acciones del Espíritu Santo con su medida. Mas Jesucristo recibió la gracia del Espíritu Santo; ¿cómo, pues, podrá nadie creerle digno de sospecha? Nada dice que no sea de Dios, ni del Espíritu. Y al paso que nada dice del Dios Verbo, fundamenta y confirma su doctrina en el Padre y en el Espíritu. Pues sabían que Dios existe y conocían asimismo la existencia del Espíritu, aunque no tenían formado de él un concepto conveniente, e ignoraban que existiera el Hijo.
36. «El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.» No dice aquí que es bastante creer en el Hijo para obtener la vida eterna, puesto que El dice en otro lugar: «No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos» ( Mt7,21). Y además, refiriéndose a la blasfemia contra el Espíritu Santo, la juzga suficiente por sí sola para llevar al infierno. Y si alguno cree en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, no pensemos que esto es bastante para alcanzar la salvación. Necesitamos también de una vida buena y de costumbres rectas. Además, conociendo que muchos no se dejan llevar tanto por la promesa de los beneficios como por el riesgo de sufrimientos terribles, concluye su discurso diciendo: «Mas el que no da crédito al Hijo, la ira de Dios estará sobre él». Véase cómo refiere al Padre lo que dice respecto del castigo, porque no dijo que la ira del Hijo de Dios (aun cuando éste sea juez), sino que citó al Padre como juez, queriendo aterrarlos más. Y no dijo «estará con él», sino «sobre él», dando a conocer que nunca se separará de él. Y para que no se crea que habla de la muerte temporal, dijo: «No verá la vida».