Skip to main content

Homilía para la Eucaristía del domingo 12 de Marzo de 2017

Vivamos nuestra fe sin miedo.

DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA.

Fuente :  https://www.laicoscapuchinos.cl/laicos/index.php/2017/03/10/3254/

Génesis 12,1-4: La vocación de Abraham. Aquí se ve un acto perfecto de fe-obediencia a Dios. Abraham acata la orden de Dios, deja lo conocido y se lanza a lo desconocido: al país que Yo te mostraré. Por eso Abraham es motivo de bendición.

2Timoteo 1,8-10: Pablo anima a Timoteo a sobrellevar con él los sufrimientos, ya que Dios está siempre presente y es El quien nos afirma en esta fe.

Mateo 17,1-9: una manifestación de Jesús hecha por el Padre. Hay que aceptarlo y escucharlo.

1.- La vida humana y cristiana es por naturaleza una vida cambiante. Y lo es en todo sentido; cambiamos en lo físico, en lo psicológico, en lo laboral, en todo. Podría decirse que la vida del hombre es una vida en camino. Y lo mismo puede decirse de la vida de fe; es un caminar. A tal punto que, como se ha dicho en otro momento, Camino viene a significar una forma de vida. De allí la idea de “andar por los caminos del Señor”, lo que supone un caminar en fe, como quien dice, un caminar sin ver ni entender nada. Por eso: SAL DE TU TIERRA, PONTE EN CAMINO. A todos se nos dice lo mismo…y cuesta, porque es más cómodo y fácil instalarse, el que nada cambie, que todo siga siempre igual.

2.- Da miedo el ponerse en camino porque exige rupturas, romper con algo. Y eso da miedo. Es que a veces nos sentimos solos. Pero no estamos solos. Mucha gente al sufrir la aflicción se siente como abandonada de Dios. Pero la Palabra nos dice otra cosa: “Gedeón dijo…ahora el Señor nos ha abandonado y nos ha entregado al poder de Madián…Y el Señor le respondió: Yo estaré contigo” (Jueces 6,13.16). Lo mismo en Mateo 28,20: “Yo estoy con ustedes todos los días”. Por eso la exhortación constante de la Biblia es a confiar, no a temer.

Cuando invade el miedo el hombre se paraliza. Y el miedo hace que perdamos el empuje misionero.

3.- “Sal de tu tierra”, es decir, sal de ti mismo, de tu metro cuadrado, de tus comodidades. El Maestro nos invita a ponernos en camino. Y ¿qué sentido tiene esto? Significa:

– ponerse de pie; Cristo es quien nos pone de pie.

-salir de nuestro “mundillo”, cruzar las fronteras-barreras que nos separan del resto del mundo e interesarnos por los problemas humanos.

-acompañar a los que están turbados y desorientados, haciéndoles ver la dureza de su corazón.

Esto lo dice el Señor a todos: a mí, a ti, a la parroquia. Sal de ti tierra y ve a donde Yo te indique. Puede ser que lo que el Señor nos pide sea totalmente desconocido; no tengamos miedo.

Como Abraham, creámosle, tengamos fe.

Hoy el Señor nos muestra su gloria para confortarnos, ya que en nuestro caminar muchas veces nada vemos, estamos totalmente perplejos.

El Señor quiere que nos pongamos en camino, que vayamos a las periferias. ¿Dónde están esas periferias? Las hay que son geográficas, pero las hay también existenciales. Gente que está junto a nosotros físicamente, pero a años luz de distancia de Cristo y de nosotros. A esas periferias debemos ir.

4.- El nos anima y nos dice: “Levántense, no tengan miedo”. Y nosotros con el salmista podemos decir: “Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en Ti”.

El se manifiesta hoy a nosotros de una forma humilde. “Miren, hermanos, la humildad de Dios”, diría nuestro Padre san Francisco. Así, humildemente se manifiesta en la Eucaristía, se acerca a nosotros para caminar con nosotros. Si esto es así, ¿cómo no tener fe?.

                                              Hermano Pastor Salvo Beas.