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EDD. lunes 06 de marzo de 2017

Lunes de la primera semana de Cuaresma.
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20170304
Libro del Levítico 19,1-2.11-18.
El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel: Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo.
Ustedes no robarán, no mentirán ni se engañarán unos a otros.
No jurarán en falso por mi Nombre, porque profanarían el nombre de su Dios. Yo soy el Señor.
No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás; y no retendrás hasta la mañana siguiente el salario del jornalero.
No insultarás a un ciego, sino que temerás a tu Dios. Yo soy el Señor.
No cometerás ninguna injusticia en los juicios. No favorecerás arbitrariamente al pobre ni te mostrarás complaciente con el rico: juzgarás a tu prójimo con justicia.
No difamarás a tus compatriotas, ni pondrás en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy el señor.
No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él.
No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.
Salmo 19(18),8.9.10.15.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.
¡Ojalá sean de tu agrado
las palabras de mi boca,
y lleguen hasta ti mis pensamientos,
Señor, mi Roca y mi redentor!
Evangelio según San Mateo 25,31-46.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.
Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.
Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’.
Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’.
Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’.
Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».
Comentario del Evangelio por Simeón el Nuevo Teólogo (c. 949-1022), monje griego. Capítulos teológicos, gnósticos y prácticos, § 92s
“Es a mí a quien lo habéis hecho”.
Si alguien da una limosna a noventa y nueve pobres, y después injuria, maltrata o envía con las manos vacías al único que queda ¿sobre quién cae ese trato sino sobre aquél que dice, no cesa de decir y dirá un día: “Cada vez que lo hicisteis a uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”?… En efecto, está en todos esos pobres aquél que es alimentado por nosotros en cada uno de los más pequeños. De la misma manera, si alguno da a todos lo necesario para hoy, y mañana, pudiéndolo hacer, no se acuerda de sus hermanos y les deja morir de hambre, de sed y de frío, es como si hubiera dejado morir y despreciado a aquél que dijo: “Cada vez que lo hicisteis a uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”…
Si Cristo se ha dignado tomar el rostro de cada pobre, si se ha identificado con todos los pobres, es para que ninguno de los que creen en él se eleve por encima de su hermano…, sino que lo acoja como a Cristo que ha derramado toda su sangre por nuestra salvación… Es posible que todo esto parezca penoso a muchos y les parezca razonable decirse: “¿Quién puede hacer todo esto, cuidar y alimentar a todos los que tienen necesidad y no olvidar a nadie?”. Pero que escuchen a San Pablo que declara: “Nos apremia el amor el Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron” (2Co 5,14).