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Homilía para la Eucaristía del domingo 05 de marzo de 2017

A todos deseo que inicien una buena y santa cuaresma, tiempo de cambio y renovación. Hno. Pastor.
Fuente : https://www.laicoscapuchinos.cl/laicos/index.php/2017/03/04/homilia-para-la-eucaristia-del-domingo-05-de-marzo-de-2017/

DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA.

Génesis 2,7-9; 3,1-7: Dos aspectos:

  • Dios crea al hombre con espíritu de vida.
  • Se describe la tentación y caída: querer ser como Dios, pero se dan cuenta de su propia realidad.

Romanos 5,12.17-19: Pablo establece un paralelo entre Adán y Cristo. Adán: por su desobediencia acarreó la muerte. Cristo: por su obediencia total nos acarreó la vida en plenitud.

Mateo 4,1-11: Jesús es puesto a prueba tres veces:

1° Saciar el hambre; el peligro, prescindir de Dios. Elda otro alimento. (Deuteronomio 8.3)

2° Mostrarse como Dios, desobedeciendo a su Padre. Pero Jesús quiere acatar a Dios, aun en medio de tanta grandeza. (Deuteronomio 6,16).

3° La idolatría. Pero Jesús vuelve a responder con el Deuteronomio 6,13: sólo a Dios hay que servir.

1.- Hemos iniciado este tiempo de preparación para la gran celebración de la Pascua, tiempo que pone el acento en la conversión personal. Conversión que en el genuino sentido de la palabra significa “Volver” – “Volverse” a Dios; también podríamos decir que conversión es un “paso”, un “tránsito” de A a B; de egocéntricos a teocéntricos, o sea, volver a centrarnos en Dios, porque dada nuestra fragilidad, muchas veces aflojamos como creyentes, cedemos a la tentación.

2.- Ya hemos visto al analizar los textos, qué es lo que nos asecha:

° la tentación de ser Dios, el apropiarnos de lo que no nos corresponde: decidir nosotros qué es bueno y qué es malo. Esto es propio de Dios. A  nosotros corresponde discernir dónde está lo bueno y dónde lo malo.

° la tentación de satisfacernos sólo con lo material. Dios recuerda a su Pueblo que mientras estuvo en el desierto fue sostenido, alimentado, con un alimento diferente. El apetito de tener hace olvidarse, prescindir de Dios.

° la tentación de olvidarse de Dios en medio de la vanagloria y el saber.

° la tentación de la idolatría, el endiosar lo que no es dios.

3.- Es llamativo que las tres citas bíblicas puestas en labios de Jesús están tomadas del Deuteronomio. Este libro amonesta y exhorta al Pueblo a la fidelidad antes de la entrada a la Tierra prometida. El Señor, como una madre que aconseja al hijo que sale de casa, le recuerda lo que El hizo y lo que Israel es.  De modo que no debe olvidarse de Dios en la prosperidad. No debe ser infiel a la alianza con Dios, más todavía cuando va a estar expuesto a tantas tentaciones en la tierra de Canaán.

No en vano está dicho todo esto, ya que estamos expuestos a tanta tentación  y, lo que es peor, hemos cedido, nos hemos centrado en nosotros mismos. Y quien se centra en sí mismo también le da la espalda al otro, al hermano.

Por eso, en esta Cuaresma la conversión ha de consistir en

centrarnos en Dios, lo que significa más oración, lectura de la Palabra, como dice el Papa Francisco, y

centrarnos en el otro, lo que se traduce en limosna y el ayuno que favorezca al otro, que también es un don de Dios.

La consigna de este tiempo ha de ser: “Escuchemos la voz del Señor, no cerremos nuestro corazón”.

4.- Con la Eucaristía nos encontramos con el Señor, el nuevo Adán, que en todo momento supo obedecer a su Padre. Por eso El es el Hombre Nuevo perfecto. Y con El también nosotros queremos ser hombres nuevos, dispuestos en todo momento a hacer su Voluntad. Por eso, con el salmo  responsorial digamos: Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. El viene a salvar, a renovar, a recrear.

                                                Hermano Pastor Salvo Beas.