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Homilía para la Eucaristía del domingo 22 de enero de 2017

Paz y Bien y que tengan todos un buen fin de semana. Hno. Pastor.
www.laicoscapuchinos.cl

DOMINGO III DEL AÑO.

Isaías 8,23-9.3: se describe la salvación mesiánica como un Paso = transformación. De ahí el gozo del pueblo.

Mateo 4, 12-17.23: se muestra la primera actividad de Jesús en Galilea, tierra de paganos. Hace un llamado a la conversión debido a la proximidad del Reino. Se hace un resumen de la actividad de Jesús: proclama la Buena Nueva del Reino y cura toda dolencia.

1.- Jesús comienza su ministerio. Es curioso que Mateo coloque a Jesús inmediatamente después de su bautismo y tentaciones en Galilea, tierra de paganos. Galilea tenía mala fama entre los judíos, a tal punto que de allí nada bueno puede salir. Allí comienza a predicar Jesús. De este  modo Mateo ve el cumplimiento de la profecía que anunciaba la universalidad de la salvación. Con esto se nos está invitando a descubrir cómo ya desde el principio Jesús es portador de la salvación para todas las personas. La imagen de la luz es elocuente. La presencia de Jesús y su mensaje es luz. No es rara la imagen de la luz para indicar la acción de Dios en la humanidad.

2.- En la vida del ser humano hay muchas situaciones de tiniebla.

“Pueblo que caminaba en tinieblas”…lo que se quiere indicar es que el que camina o tiene un estilo de vida alejado de la Voluntad de Dios está o vive en tinieblas. Por eso Jesús, que es la luz, se hace presente, viene a iluminar. ¿De qué manera ilumina? Proclamando que el Reino de los cielos (o de Dios) está cerca. El que Jesús inicie su ministerio proclamando que el Reino está llegando es un resumen programático de su predicación. Todo el mensaje de Jesús gira en torno al Reino. Lo único que el hombre debe hacer ante este anuncio es convertirse, que es la condición necesaria y el punto de partida para la auténtica aceptación de Dios como Señor de nuestra vida.  De eso se trata: de aceptar la soberanía de Dios. Y esta soberanía de Dios es buena noticia, es algo que favorece a quien la acepta. Por eso el Reino de Dios es salvación, que está significada en los signos que acompañan a esta proclamación: “sanando todas las enfermedades y dolencias de la gente”.

3.- No es primera vez que aparece esto en la celebración de la Palabra. Cuando hay tiniebla o poca luz no se ve clara la realidad, hay confusión, porque no hay un referente claro y seguro, se divaga y se dan pasos a tientas. Caminar en tinieblas trae el riesgo de tropezar, caer y confundir. Y es lo que sucede hoy en nuestra sociedad. Se distorsiona todo, se trastocan los valores. Nos quieren hacer creer que lo malo es bueno y que lo que no agrada es malo y debe ser rechazado. Pero esto es peligroso ya que puedo tirar a la basura algo bueno por el simple hecho que no es agradable.

Basta de tinieblas, basta de nieblas que sofocan toda clara visibilidad. Aquí cabe lo que se dice en el Apocalipsis 3,18: “Te aconsejo  que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas, vestidos blancos que cubran tu desnudez y colirio para ungir tus ojos y así recobres la vista”. Colirio: símbolo de conocimiento y discernimiento espiritual. Porque abundan los inteligentes, pero escasean los sabios.

4.- Hoy vivimos tiempos difíciles, de mucha oscuridad y confusión. Más que nunca necesitamos de la luz. “El Señor es mi luz y mi salvación”. Con El nada debemos temer. Nosotros, iluminados por Cristo, debemos iluminar. “Donde haya tinieblas…ponga yo tu luz”. Jesús fue la luz que quiso brillar donde otros pensaban que sólo había tinieblas. El se hizo marginado entre los marginados, para que también ellos participaran de la salvación.

Cristo es nuestro referente. El vivió en plenitud el Reinado de Dios; del mismo modo debemos nosotros vivir esta soberanía de Dios.

Unidos a Él en la Eucaristía seamos portadores de luz. No temamos la oscuridad imperante. Si el Señor es nuestra luz ¿a quién podremos tener miedo?

                                                       Hno. Pastor Salvo Beas.