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Homilía para la Eucaristía del Domingo 08 de enero de 2017

Paz y Bien para todos.

EPIFANÍA DEL SEÑOR.

Isaías 60,1-6: se describe la transparente presencia del Señor en medio de su Pueblo. Dios mismo es atracción para todos los pueblos. En Cristo se cumple lo predicho por el profeta.

Efesios 3,2-6: Pablo da a conocer el Misterio de Dios: también los paganos participan de la salvación.

Mateo 2,1-12: relato estimulado por la fantasía y la investigación científica. Lo que aquí interesa es el relato teológico. Los magos es la representación de la humanidad que busca que busca a Dios y a la que el Señor se manifiesta. La estrella, no interesa tanto si existió o no, sino su sentido teológico. Tal vez detrás del relato esté lo que dice los Números 24,17: “Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no de cerca: una estrella se alza desde Jacob, un cetro surge desde Israel”.

1.- Mientras Lucas se extiende en detallar la infancia de Jesús, Mateo pasa a relatar de inmediato la visita de los magos. No se dice ni el número ni de dónde eran, simplemente se dice que eran de oriente.; lo que interesa al evangelista es presentar a Jesús como el Salvador no sólo del pueblo judío, sino del mundo pagano.

Como los magos, también la humanidad busca a Dios, pero es Dios quien se manifiesta a la humanidad. La estrella, que en el antiguo oriente era signo de un dios, pasó a ser la manifestación de Dios mismo, que brilla en las tinieblas del mundo.

2.- La Epifanía es misterio de luz, significada en la estrella de Belén. Pero el verdadero manantial luminoso es Cristo, que apareció en Navidad y ahora se manifiesta a todos, porque “Dios quiere que todos los hombres se salven” (Timoteo 2,4). Los magos son capaces de reconocer en ese Niño en brazos de María al Salvador del mundo.

El Pueblo de Dios, seguro de sí mismo, de su sistema religioso, fue incapaz de reconocer al salvador. Es que siempre que el hombre se aferra a sus sistemas, sean políticos o religiosos, se cierra a la acción de Dios. “La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la comprendieron” (Juan 1,5). El hombre actual es ciego, no ve la luz que brilla, prefiere la tiniebla y que otros permanezcan en las tinieblas.

3.- Jesús es la Epifanía del Padre. Dios es manifestado en y por Jesús. La Iglesia es la Epifanía de Jesucristo. Quien ve a la Iglesia ve a Cristo, quien escucha a la Iglesia escucha a Cristo, quien odia a la Iglesia odia a Cristo, como Herodes, quien pretendió deshacerse de Jesús.

Hoy el mundo, que es el anticristo, odia a la Iglesia, odia a Cristo, por eso la persigue.

Allí está el Ministerio de la Iglesia para con el mundo, el “ministerium lunae”. Reflejar la Luz de Cristo como la luna refleja al sol. Reflejar, nunca eclipsar a Cristo. Muchas veces hemos eclipsado al Señor. Se eclipsa al Señor con nuestra mala conducta; se eclipsa al Señor cuando no lo anunciamos;  se eclipsa al Señor cuando nos mundanizamos.

4.- Hoy el Señor se nos manifiesta, ya que la Eucaristía es eso, una manifestación para el hombre de fe. El que n o tiene fe no alcanza a ver y comprender las manifestaciones del Señor.

Esta celebración nos compromete a ser testigos de Cristo, misioneros en nuestros propios ambientes. Si hoy muchos no conocen a Cristo es por culpa de los que nos decimos creyentes, ya que  sabemos testimoniarlo.

No tengamos miedo; no olvidemos que el Señor está de nuestra parte y nos ilumina.

                                                   Hno. Pastor Salvo Beas.