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Homilías para las Eucaristías de los días 24 y 25 de diciembre de 2016

                                                                           NAVIDAD I.

Misa del Gallo ( 24 de diciembre en la noche )

 

Isaías 9,2-7: Anuncio de salvación: donde reina la tiniebla brilla una gran luz. Termina la opresión de la maldad.

Tito 2,11-14: Cristo presente en el mundo es manifestación del amor de Dios, lo que invita a un estilo de vida nuevo.

Lucas 2,1-14: el anuncio del nacimiento es un anuncio gozoso. Con su nacimiento comienza algo nuevo.

1.- “Les traigo una alegría para todo el pueblo”

Sí, Navidad es sinónimo de alegría. ¿Por qué? La razón la encontramos den el mismo texto bíblico. Lucas coloca el nacimiento de Jesús en un contexto histórico universal. El Imperio romano está en paz, todo marcha bien. El esperador Augusto trajo la paz, la seguridad a todos. Pero para el evangelista el que en realidad trae la paz a todos es Jesús. Y la trae porque Él es el Mesías, el Salvador.

Los antiguos pensaron que con el emperador Augusto se aseguraba la paz en todo el mundo. Por eso él era considerado el “salvador” del mundo, porque la paz universal que él aseguraba permitía a la gente dar un profundo suspiro de alivio y esperanza. Lucas afirma lo contrario.

2.- Jesús, Dios con nosotros, es el verdadero Salvador, ya que Él es el “Príncipe de la paz”, es decir,  Él es el principio, el causante, la fuente de la verdadera paz. No de la paz efímera, de esa paz que es ausencia de guerra, sino de la Paz verdadera, el “Shalom” de Dios, armonía total con Dios, el mundo, la creación y consigo mismo. San Pablo dirá: “Cristo es nuestra paz” (Efesios 2,14). Sólo quien acepta a Cristo tiene paz, vive en paz, en esa paz integral, que tanto necesitamos.

3.- Sin Cristo el mundo, las personas, no tienen paz, viven en tinieblas. El mundo no tiene paz, lo muestra las noticias. No hay paz porque vive en una violencia extrema. No hay paz porque se vive

en una situación de injusticia extrema. Y lo que sucede en el mundo sucede también en nuestra patria. Existe mucha injusticia; la gente se ve tentada a recurrir a la violencia para subsanar tanta injusticia. Pero lo que se logra es una espiral de violencia.

4.- Necesitamos a Cristo.

Que brille la luz de la verdad, de la justicia y de la paz. Los sin Cristo, los paganos de todos los tiempos, dicen: “Si vis pacem para bellum”, lo que traducido significa: “Si quieres la paz prepara la guerra”. Y esta es la base del armamentismo, que provoca más pobreza e inseguridad.

Acudamos a la Fuente de la paz, al Príncipe de la Paz.

¿Quieres paz en tu interior? Acepta a Cristo.

¿Quieres paz en tu hogar? Acepta a Cristo.

¿Queremos paz en el país? Aceptemos a Cristo.

Por eso hoy es una Noche alegre, buena, porque ha nacido el Salvador.

Que no se diga que “que no había lugar para ellos”. Sí que lo hay: en nosotros, en nuestro ambiente. Alegrémonos porque nos ha nacido el Salvador.

                                                     Hno. Pastor Salvo Beas.

 

NAVIDAD II.

Misa del día domingo 25 de diciembre.

 

Isaías 52,7-10: canto de gozo, ya que viene el que trae la Buena Noticia: la salvación a un pueblo en ruinas.

Hebreos 1,1-6: en la introducción de la carta se afirma que Cristo ocupa el lugar central en la Historia de Salvación, ya que El es el Hijo por excelencia, superior a todos.

Juan 1,1-18: obertura del evangelio de Juan. Tema principal: Jesús, el Hijo, es la manifestación del Padre. El es la Palabra hecha carne.

1.-  Contemplando el misterio de la Navidad nos encontramos con que Jesús es la Palabra o Verbo de Dios. ¿Qué sentido tiene esto? Verbo, Palabra, es la expresión de la persona. Nosotros nos expresamos por medio de la palabra. Esta puede ser hablada (voz), puede ser expresada con gestos y signos (escritura, etc.). Como sea, es la palabra la que nos da a conocer a los demás.

Jesús es la Palabra que siempre ha estado en Dios y es Dios. Y esta Palabra se hace carne, humano, para habitar entre nosotros; se instaló, puso su morada entre nosotros. Pero el mundo no supo reconocer ni aceptar su presencia, como tampoco lo hizo el Pueblo escogido.

2.- El Señor, como lo contemplábamos anoche, nació fuera, porque no había lugar para Él en la ciudad. . Este es el destino de Jesús; ser un extraño para los suyos. Vino a los suyos y éstos no lo recibieron. El no tiene dónde reclinar su cabeza. Brilla en las tinieblas y éstas  no perciben, no captan su presencia benefactora.

Siendo Él el autor de todo el mundo éste no lo conoció. ¿Por qué no lo conoce ni capta? Porque está ciego, no cree en Él.

3.- Algo parecido sucede hoy día. Jesús está en medio, la luz brilla para nosotros, pero no la percibimos. En Jesús y por Jesús se expresa, se manifiesta Dios. Pero no entendemos su lenguaje. A un extranjero entendemos su lenguaje cuando captamos su idioma. A Dios lo entendemos cuando captamos a Jesús, la Palabra del Padre. Y para ello es necesario captar a Jesús, el idioma de Dios. ¿Y cómo captar el idioma de Dios, que es Cristo?  San Pablo nos dirá: “No se acomoden a este mundo, al contrario, transfórmense mediante la renovación de la mente” (Romanos 12,2).

Mientras seamos mundanos, con mentalidad mundana, seremos como extranjeros, no entenderemos a Dios ni a su Enviado Jesucristo.

4.- Por eso qué importante es estar en comunión con Dios, aceptarlo. Ya que sólo los que lo aceptan, creen en Él, pueden llegar a ser hijos de Dios, estar en plena sintonía con Dios, como lo está el Hijo por excelencia, Jesús.

En Jesús y por Jesús se expresa y manifiesta Dios, pero también en Jesús y por Jesús se expresa y manifiesta el hombre. En Jesús nosotros captamos a Dios. En Jesús el Padre nos capta y nos ama con un amor entrañable.

Hoy, Navidad, de un modo especial entramos en comunión con el Señor. Pero debemos estar en sintonía con El, es decir, transformar nuestra mente y hacer siempre su Voluntad. Entonces sí habrá comunión.

                                                                     Hno. Pastor Salvo Beas.