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Homilía a la Eucaristía del Domingo 20 de Noviembre de 2016

Hermanos, preparémonos para iniciar este otro Domingo el tiempo de Adviento. Nos veremos y celebraremos juntos. Hno. Pastor.

                                                         DOMINGO DE CRISTO REY.

2Samuel 5,1-3: David es ungido rey de Israel. David pasó a ser el prototipo de rey, al punto que el Mesías es llamado “Hijo de David”, es decir, el heredero del trono de Jerusalén.

Colosenses 1,12-20: es el inicio de la carta. Se proclama la superioridad de Cristo tanto en la creación como en la redención: El es la Cabeza de la Iglesia.

Lucas 23,35-43: en el contexto de la crucifixión Jesús se muestra como Rey. No se salva, pero salva al pedir perdón por los que lo crucifican y al prometer salvación a uno de los malhechores.

1.- Con la liturgia de hoy culmina el tiempo litúrgico. Proclamamos y celebramos a Jesucristo como Rey; expresión que se puede prestar para malos entendidos. Hablar de Cristo Rey es hablar de Reino. Y lo debemos entender en el verdadero sentido bíblico.

Reino de Dios: en el Antiguo Testamento se habla de Yahvé Rey, de Yahvé que reina, es decir, la soberanía del Señor sobre el mundo; es la acción potente del Señor, que no se limita a un territorio determinado, sino abarca preferentemente el corazón del hombre. La realeza de Dios se manifiesta en la monarquía de Israel. El Señor es el único Rey, Pastor, Juez universal.

Jesús hace presente y operante el Reino de Dios. Y El viene a proclamar la venida el reinado de Dios. Y lo proclama con su vida; en El se realiza en plenitud el Reino de Dios y también con sus gestos y señales.

Jesús vive el Reino porque en El se manifiesta en plenitud la soberanía de Dios: “Mi comida es hacer la Voluntad de Aquel que me envió y llevar a cabo su obra” (Juan 4,34).

2.- En este sentido Cristo es Rey. El no viene a hacerle competencia a ningún poder de este mundo; sin embargo su Mensaje incide en la realidad de este mundo. Porque El trae un Orden nuevo, el querido por Dios, su Padre; por eso es Buena noticia. Pero este Orden nuevo choca con el orden establecido por el mundo, que va en sentido contrario al de Dios. Por eso Jesús fue y es rechazado, lo mismo que su mensaje.

Pero Jesús tiene la primacía en la creación, porque en El habita la plenitud de Dios, Cristo es la razón de ser de cuanto existe. El es la Imagen por excelencia de Dios. El es el primero en todo. En El habita corporalmente la salvación, por eso Dios reconcilia todo mediante la sangre en su cruz.

Jesús no sólo trae salvación, El es salvación. Por eso aceptar a Jesús, creer en El, trae salvación.

Por eso, ante la propuesta de Jesús que es y trae el Reino, cabe una sola respuesta: creer y convertirse, es decir, aceptar la soberanía de Dios en nuestro corazón y en nuestro entorno.

3.- El rechazo de Jesús, de su Mensaje, de su reinado es actual. Así como se manifestó en el calvario el rechazo y lo provocaban llamándolo Rey, también hoy sucede lo mismo. No es exagerado decir que existen miles de cristianos que hoy sufren la persecución y el rechazo por su fidelidad a Cristo. Esto no es cosa del pasado, sino actual; aunque la prensa lo calla, siendo un grave atropello a los derechos humanos. Pero también hoy, en medio de tantos sufrimientos, Cristo sigue siendo proclamado Rey.

El reinado de Cristo no es triunfalista, no es la fuerza del dinero, de las armas, ni del poder el que da el triunfo a su reinado, sino la fuerza de su amor.

Este Rey convoca a los suyos, a su rebaño, a la comunidad mesiánica, que es la Iglesia.  Si no se tiene en cuenta el Reino de Dios es imposible comprender a la Iglesia, a la vida cristiana y a la vida religiosa. La Iglesia no es el Reino, sino para el Reino.

4.- Jesús es y trae salvación. Y El la da a los que lo crucifican y a uno de los malhechores. Me llama la atención lo que le dice Jesús: “Hoy estará conmigo en el Paraíso”.  Paraíso, lugar de felicidad plena, participación de los bienes del Reino que Jesús instaura por su muerte y resurrección.

La salvación es HOY, aquí; no hay que esperar al futuro. En el evangelio se habla de un hoy. “Hoy ha llegado la salvación a esta casa” (Lucas 19,9). Hoy llega la salvación a ti. El buen ladrón no tiene nombre, la piedad le puso un nombre: Dimas. ¿Por qué no le pones el tuyo? Hoy a ti, a mí llega la salvación, siempre y cuando aceptemos, creamos en El; aceptemos su reinado y su Proyecto de vida. La Eucaristía es el momento en que se actualiza el reinado Cristo, ya que es el Banquete del Reino. Participar de la Eucaristía es participar y aceptar la soberanía de Dios. Quien no la acepta no sabe lo que hace.

                                    Hermano Pastor Salvo Beas.

                                        Párroco de San Miguel.

Ver en :  https://www.laicoscapuchinos.cl/laicos/index.php/2016/11/18/homilia-a-la-eucaristia-del-domingo-20-de-noviembre-de-2016/