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EDD. jueves 17 de noviembre de 2016.

Jueves de la trigésima tercera semana del tiempo ordinario.

Apocalipsis 5,1-10.
Yo, Juan, vi en la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos.
Y vi a un Angel poderoso que proclamaba en alta voz: «¿Quién es digno de abrir el libro y de romper sus sellos?».
Pero nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de ella, era capaz de abrir el libro ni de leerlo.
Y yo me puse a llorar porque nadie era digno de abrir el libro ni de leerlo.
Pero uno de los Ancianos me dijo: «No llores: ha triunfado el León de la tribu de Judá, el Retoño de David, y él abrirá el libro y sus siete sellos».
Entonces vi un Cordero que parecía haber sido inmolado: estaba de pie entre el trono y los cuatro Seres Vivientes, en medio de los veinticuatro Ancianos. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados a toda la tierra.
El Cordero vino y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono.
Cuando tomó el libro, los cuatro Seres Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron ante el Cordero. Cada uno tenía un arpa, y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los Santos,
y cantaban un canto nuevo, diciendo: «Tú eres digno de tomar el libro y de romper los sellos, porque has sido inmolado, y por medio de tu Sangre, has rescatado para Dios a hombres de todas las familias, lenguas, pueblos y naciones.
Tú has hecho de ellos un Reino sacerdotal para nuestro Dios, y ellos reinarán sobre la tierra».
Salmo 149(148),1-2.3-4.5-6a.9b.
Canten al Señor un canto nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que Israel se alegre por su Creador
y los hijos de Sión se regocijen por su Rey.
Celebren su Nombre con danzas,
cántenle con el tambor y la cítara,
porque el Señor tiene predilección por su pueblo
y corona con el triunfo a los humildes.
Que los fieles se alegren por su gloria
y canten jubilosos en sus fiestas.
Glorifiquen a Dios con sus gargantas;
ésta es la victoria de todos sus fieles.
Evangelio según San Lucas 19,41-44.
Cuando estuvo cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella,
diciendo: «¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos.
Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes.
Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios».

Comentario del Evangelio por  Beato Pablo VI, papa 1963-1978.  Discurso a la ONU, 4 octubre 1965.
 

“Si en este día comprendieras tú también los caminos de la paz.”
¡Nunca más la guerra, nunca más la guerra! Es la paz, la paz la que debe guiar el destino de los pueblos y de toda la humanidad…
La paz, ustedes lo saben,  no se construye únicamente  por medio de la política y el equilibrio de les fuerzas y de los intereses. Se construye con el espíritu, las ideas, las obras de la paz. Ustedes trabajan en este gran empeño.
Pero ustedes están todavía en los comienzos de sus esfuerzos. ¿Llegará el mundo a convertirse de su mentalidad particularista y belicosa que, hasta el momento, ha tejido una enorme parte de su historia? Es difícil preverlo;  pero es fácil afirmar que hay que ponerse resueltamente en camino hacia la nueva historia; la historia pacífica, aquella que será verdadera y plenamente humana, aquella que Dios ha prometido a los hombres de buena voluntad.