Homilía para la Eucaristía del Domingo 30 de Octubre de 2016
Que el Señor les conceda un buen fin de semana largo. Cuídense. Pastor.
DOMINGO XXXI.
Sabiduría 11,22-12,2: reflexión sobre el amor de Dios hacia todas sus criaturas, lo que se manifiesta en su misericordia.
Lucas 19,1-10: La conversión de Zaqueo.
1.- Ya sabemos que Jesús es el Rostro de la Misericordia de Dios; en Jesús se muestra no sólo de una manera teórica, sino también práctica, cómo actúa el Dios de la misericordia. Sus palabras y gestos dan a conocer al Dios de la misericordia.
Si nos metemos en el texto nos damos cuenta que Jesús pasa por Jericó, ciudad famosa. Josué conquistó a Jericó por las armas; Jesús conquista a Zaqueo por la misericordia.
Zaqueo, hombre mal visto, despreciado, marginado. El no podía ver a Jesús. ¿Por qué? El texto da dos razones: a causa de la multitud y por su baja estatura. La opinión que la gente tenía de él imposibilita que pueda acercarse al Señor. También hoy hay muchos que están descalificados: no pueden acercarse al Señor, no son dignos. Zaqueo es pequeño, no sólo físicamente, sino también es un disminuido, un minusvalorado.
Jesús lo miró: “Jesús miró hacia arriba”, es decir, puso su mirada en él porque lo quería salvar, se fijó en él. Y le dijo: “tengo que…”, es decir, es mi deber, está dentro del Plan de Dios. La misma expresión aparece en Lucas 2,49: “tengo que ocuparme de las cosas de mi Padre” y en 4,43: “tengo que ir a otras ciudades…” Y así otros textos que están indicando que Jesús tiene una misión que cumplir. ¿Cuál? Salvar.
2.- Jesús se hospeda, aloja en casa de este hombre. Se preocupa de humanizar a Zaqueo.
El texto dice que Zaqueo “poniéndose de pie ante el Señor”; es Jesús quien pone de pie a Zaqueo, lo dignifica. Y Zaqueo reconoce en Jesús al Señor, y así lo llama. Jesús ha transformado a Zaqueo; de avaro, ambicioso y tacaño lo transforma en una persona generosa. Es que cuando Dios perdona lo hace así, transforma a la persona. No importa lo que haya sido la persona, no importa su historial. Lo importante es que Dios es Amor misericordioso, es bueno con todas sus criaturas. Y esto nos cuesta aprender y aceptar, ya que esto rompe nuestros esquemas. El que ha sido perdonado no pone límites al ejercicio de la misericordia.
3.- Y hay más todavía. “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”. Zaqueo dejó entrar a Jesús en su espacio, en su interior, en su casa. Quien tiene a Jesús tiene vida, salvación. Quien no tiene a Jesús no tiene vida. Al respecto, es interesante lo que dos veces dice san Juan en su evangelio: “Señor, si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto” (Juan 11,21.32). El que admite a Jesús en su vida, es decir, al que cree en El, tiene vida, deja entrar la salvación.
Jesús fue condescendiente con Zaqueo; Dios es condescendiente. Porque, como dice el salmo: “el Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas”.
4.- ¿Cómo no dar gracias al Señor?
Hoy Jesús pone sus ojos en ti, en mí, en cada uno de nosotros. Seamos como Zaqueo; corramos presurosos a recibir al Señor que viene a nosotros. No importa lo que digan los demás, lo que piensen de ti los demás. Lo que importa es que el Señor viene a estar con nosotros, porque también nosotros somos hijos, más que de Abraham, somos hijos de Dios. Por eso, celebremos y demos gracias.
Hermano Pastor Salvo Beas.
Párroco de San Miguel.