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Homilía para la Eucaristía del domingo 09 de octubre de 2016

DOMINGO XXVIII.

2Reyes 5,10.14-17: La curación de Naamán, el sirio. Su reacción: reconoce al Señor como el único Dios; por eso desea llevar tierra de Israel, tierra santificada por la presencia del Señor. Sobre ella podrá dar culto al Señor.

Lucas 17,11-19: curación de los diez leprosos. Sólo el samaritano vuelve a dar gracias.

1.- Tanto el libro de los Reyes como el Evangelio nos muestran:

 Primero, que los favorecidos por Dios eran leprosos, es decir, marginados por la sociedad, tanto por la enfermedad como por su condición de no israelitas;

 Segundo, sólo los no israelitas son capaces de reconocer al favor de Dios;

 Tercero, tanto Naamán como el samaritano son capaces de reconocer la obra del Señor, es decir, tienen fe, creen en el Señor;

 Cuarto, ambos vuelven a dar gracias al Señor.

Lo que nos está indicando cuál debe ser la actitud del creyente.

2.- Todos nosotros hemos entrado a este mundo contaminados con la lepra del pecado. Pero todos nosotros hemos sido favorecidos, agraciados por el Señor. El nos curó de nuestros males y gratuitamente nos favoreció con tantos dones. Porque no sólo nos purificó, justificó, sino que nos ha colmado de bienes y nos ha incorporado al número de los hijos de Dios.

Es de buen tono en nuestro contexto social ser agradecidos. Ser agradecido significa que el favorecido reconoce al que le hizo un bien. Lo mismo sucede en el plano de lo religioso. Ser agradecido significa tener fe, reconocer el poder del Señor. Porque nadie se compra ni gana los dones de Dios, sino que el Señor los otorga en forma gratuita. Por eso es necesario ser agradecidos. San Pablo dice en Filipenses 4,6: “no se angustien por nada…recurran a la oración y a la súplica, con acción de gracias”. Y en Colosenses 4,2 dice: “Perseveren en la oración, velando siempre en ella con acción de gracias.” Y en 1Tesalonicenses 5,18 nos dice: “Den gracias a Dios en toda ocasión.”

3.- El domingo pasado el Señor nos exhortaba a tener fe para enfrentar las dificultades. Hoy se nos muestra una faceta de la fe: el reconocer el poder de Dios y ser agradecidos. El creyente sabe reconocer que todo viene de Dios. María, la mujer creyente, exclamó: “Proclama mi alma las grandezas del Señor”.

Cuando una persona o una sociedad caen en la autosuficiencia le da la espalda a Dios y no reconoce al Señor como el autor de la salvación. Es cierto que el ser humano, gracias a los conocimientos que tiene, es capaz de avanzar, progresar. De hecho ha logrado grandes avances en la ciencia y en la técnica. Pero se ha envanecido, se ha endiosado. Ha hecho un divorcio entre ciencia y ética. Los logros científicos valen por sí solos, sin importar si son éticos o no. Ya no se necesita de Dios. Esto es lo que se llama “Secularismo”, es decir, se prescinde de Dios, todo es obra del ser humano. Esta actitud lleva al ateísmo o a crear nuevos “dioses”, nuevas ideologías.

4.- Hoy la Palabra nos recuerda que debemos ser agradecidos y reconocer que Dios es Dios, y no hay otro. Ser agradecidos, es decir, reconocer que todo lo hemos recibido de Dios. ¿De qué nos gloriamos entonces?

Hoy, como todos los domingos, hacemos Eucaristía, es decir, damos gracias a Dios. Damos gracias por lo que Jesús, el Señor, ha hecho en nosotros: murió y resucitó para nuestra salvación. Damos gracias por todo lo que ha realizado en cada uno de nosotros.

Por eso, con el salmo responsorial podemos decir: “El Señor manifestó su victoria”. ¿Cuándo? Al perdonarnos, al salvarnos. Entonces, aclamemos al Señor porque El hizo maravillas.

Hermano Pastor Salvo Beas.

Párroco de San Miguel.