(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La verdadera doctrina no es “rígida adhesión” a la Ley que encanta como las ideologías, sino que es la revelación de Dios que se deja encontrar cada día más por los que están abiertos al Espíritu Santo. Así lo ha explicado el santo padre Francisco en la homilía de la misa celebrada este jueves por la mañana en Santa Marta.
En las lecturas del día se habla del Espíritu Santo, “gran don del Padre” “fuerza que hace salir a la Iglesia con valentía para llegar hasta el final del mundo”. El Espíritu –ha indicado– es el protagonista de este ir adelante de la Iglesia. Sin Él, hay “clausura, miedo”.
Así, el Papa ha hablado de tres actitudes que podemos tener con el Espíritu Santo. La primera es la que San Pablo reprocha a los Gálatas: creer estar justificados por la Ley y no por Jesús “que da sentido a la Ley”. Por eso eran “demasiado rígidos”. Son los mismos que atacaban a Jesús y que Jesús les llamaba hipócritas.
Al respecto, el Pontífice ha explicado que este “aferrarse a la Ley” hace “ignorar al Espíritu Santo”. No deja –ha advertido– que la fuerza de la redención de Cristo vaya adelante con el Espíritu Santo. Por otro lado ha precisado que es verdad que están los mandamientos y que debemos seguirlos, “pero siempre desde la gracia de este gran don que nos ha dado el Padre, su Hijo, es el don del Espíritu Santo”. Y así, ha asegurado, “se entiende la Ley”. Pero –ha pedido Francisco– no reducir el Espíritu y el Hijo a la Ley.
El Papa también ha hablado de los doctores de la Ley que “encantan con las ideas”. Porque –ha explicado –las ideologías encantan. Por eso ha recordado que la revelación de Dios se encuentra cada día más y más, siempre en camino. “Y los que creen que tienen toda la verdad en la mano” no es que sean ignorantes, Pablo les llama ‘necios’.
La segunda actitud de la que ha hablado Francisco es entristecer al Espíritu Santo. Esto sucede, ha explicado el Papa, cuando “no dejamos que Él nos inspire, nos lleve adelante en la vida cristiana”, “no dejamos que Él nos diga, no con la teología de la Ley sino con la libertad del Espíritu, qué debemos hacer”. Es así como “nos convertimos en tibios”, caemos en la “mediocridad cristiana” porque el Espíritu Santo “no puede hacer la gran obra en nosotros”.
A continuación, ha explicado que la tercera actitud es “abrirse” dejar que el “Espíritu Santo nos lleve adelante”. Esto es lo que hicieron los apóstoles: la valentía del día de Pentecostés: “perdieron el miedo y se abrieron al Espíritu Santo”, ha recordado.
Y cuando una persona se abre al Espíritu “es como un barco de vela que se deja llevar por el viento y va adelante, adelante, adelante y ya no se detiene”. Pero, es necesario “rezar al Espíritu Santo”.
Finalmente, el Santo Padre ha invitado a preguntarte si “mi vida es una vida a medias, tibia, que entristece el Espíritu Santo y no deja en mí la fuerza de ir adelante, de abrirme” o si es “una vida de oración continua para abrirse al Espíritu Santo”.
Y así, ha invitado a pedir a Dios esta gracia “abrirnos al Espíritu Santo para no convertirnos en necios, encantados, ni hombres y mujeres que entristecen el Espíritu”.