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Homilía para la Eucaristía del domingo 28 de agosto de 2016

Paz y Bien a todos. Que tengan un buen fin de semana. Hermano Pastor.

DOMINGO XXII.

Eclesiástico 3,17-20.28-29: reflexión sobre la humildad: a mayor altura mayor humildad.

Lucas 14,1.7-14: enseñanza sobre la humildad cristiana y también sobre cómo hacer el bien desinteresada y gratuitamente.

1.- Para captar el mensaje debemos tener en cuenta el escenario. Jesús es invitado a comer en casa de un personaje importante. De donde se deduce que participa en un banquete. Por eso El habla del Banquete de bodas. En este contexto el Señor da enseñanza sobre las virtudes que deben tener sus discípulos. Porque si el Banquete de Bodas significa participar en el Reino de Dios, el Señor nos está indicando cómo se debe vivir y actuar en el Reino de Dios. En el Reino todo es nuevo, también la manera de comportarse.

En lo escuchado en el evangelio de hoy descubrimos dos enseñanzas: la primera enseñanza se refiere a la humildad. La segunda se refiere a hacer el bien sin esperar recompensa.

La humildad. Pero, ¿qué es humildad? ¿Qué es ser humilde? Para muchos es echarse al suelo, pero no va por ahí la humildad. Humildad es verdad. En la medida que la persona se conoce y acepta a sí misma sabe ubicarse en la comunidad. No hay que confundir humildad con mentira; se debe reconocer lo que Dios ha dado y hecho en cada uno de nosotros y reconocer sinceramente las propias limitaciones.

2.- La segunda enseñanza: hacer el bien sin esperar recompensa. Lo que trae consigo que el discípulo del Reino debe ser gratuito, es decir, hacer el bien a todos. No debe haber acepción de personas. En una palabra, un discípulo del Reino debe parecerse a Dios. En Dios todo es gratis, como gratis es el sol que brilla para todos, como la lluvia que a todos favorece. Haz y bien sin mirar a quien. Dios es gratuito y en El no hay acepción de personas, porque El es Dios, no hombre. Porque es Dios es distinto a nosotros, con una bondad que rompe todos los esquemas. El discípulo del Reino al hacer el bien debe hacerlo desinteresadamente, sin esperar recompensa. El que obra así está viviendo en el Reino de Dios.

3.- En el mundo, donde no se acepta la soberanía de Dios, su reinado, se vive la mentira. En el Reino, en cambio, se vive la verdad.Muchos temen vivir la verdad, por eso huyen y se refugian en la mentira. Y quien vive la mentira no es sincero, no se acepta, no acepta su verdad, no sabe ser humilde. En el mundo de la mentira se usan las máscaras, no somos sinceros ni con Dios, ni con los demás, ni con nosotros mismos. Por eso digo que se vive la mentira, la hipocresía. Y con esto falta la verdadera humildad.

En un contexto de No-Reino se lucha por el poder y no por el servir. Estamos comenzando en nuestro medio la contienda política. Es de esperar que sea para servir y no para servirse de ella. Que haya verdaderos servidores de la gente.

4.- Una vez más celebramos el Banquete del Reino. El único que puede ocupar el primer puesto es el Señor, que viene a servir. En la Eucaristía todos somos iguales ante el Señor, es Él quien nos dignifica, es Él quien nos invita y nos dice: “Amigo, acércate más”, es decir, sube más arriba. Aquí nadie es más importante que otro, ya que todos somos hijos-hermanos y a todos quiere el Señor.

Realmente con el salmo responsorial podemos también nosotros decir: “Señor, Tú eres bueno con los pobres”. Gratuitamente hemos sido invitados, de modo que tenemos que aprender a ser gratuitos. El es quien nos da el ejemplo.

Hno. Pastor Salvo Beas.

Párroco de San Miguel.