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EDD. sábado 02 de julio de 2016

Sábado de la decimotercera semana del tiempo ordinario
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=readings&localdate=20160701
Libro de Amós 9,11-15. 
Así habla el Señor:
Aquel día, yo levantaré la choza derruida de David, repararé sus brechas, restauraré sus ruinas, y la reconstruiré como en los tiempos pasados,
para que ellos tomen posesión del resto de Edóm y de todas las naciones que han sido llamadas con mi Nombre -oráculo del Señor, que cumplirá todo esto-.
Llegan los días -oráculo del Señor- en que el labrador seguirá de cerca al que siega, y el que vendimia al que siembra. Las montañas harán correr el vino nuevo y destilarán todas las colinas.
Yo cambiaré la suerte de mi pueblo Israel; ellos reconstruirán las ciudades devastadas y las habitarán, plantarán viñedos y beberán su vino, cultivarán huertas y comerán sus frutos.
Los plantaré en su propio suelo, y nunca más serán arrancados del suelo que yo les di, dice el Señor, tu Dios.
Salmo 85(84),9.11-12.13-14. 
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
y para los que se convierten de corazón.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo.
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos.
Evangelio según San Mateo 9,14-17. 
Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: «¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?».
Jesús les respondió: «¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!».
Comentario del Evangelio por Catecismo de la Iglesia Católica. § 772-773; 796
«El novio está con ellos»
La Iglesia, misterio de la unión de los hombres con Dios. Es en la Iglesia que Cristo ha realizado y revelado su propio misterio como el fin último del designio de Dios: «recapitularlo todo en él» (Ef 1,10).  San Pablo llama «gran misterio»  (Ef 5,32) a la unión esponsal de Cristo con la Iglesia. Unida a Cristo como a su Esposo, la Iglesia llega a ser ella misma misterio (Ef 3,9). Contemplando el misterio de la Iglesia, san Pablo exclama: «Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria» (Col 1,27)…  María nos precede a todos en la santidad que es el misterio de la Iglesia «la Esposa sin mancha ni arruga» (Ef 5,27). Por eso «la dimensión mariana de la Iglesia es anterior a su dimensión petrina» (Juan Pablo II)…
La unidad de Cristo y de la Iglesia, Cabeza y miembros del Cuerpo, implica también la distinción de ambos en una relación personal. Este aspecto a menudo es expresado bajo la imagen del esposo y la esposa. El tema de Cristo Esposo de la Iglesia ha sido preparado por los profetas y anunciado por Juan Bautista (Jn 3,29). El mismo Señor se ha designado como «el Esposo» (Mc 2,19). El apóstol Pablo describe a la Iglesia y a cada fiel, miembro de su Cuerpo, como a una esposa presentada como «novia» a Cristo Señor, con el fin de formar con él un solo Espíritu. La Iglesia es la Esposa inmaculada del cordero inmaculado (Ap 22,7) que Cristo ama. Por ella se ha entregado «a fin de santificarla» (Ef 5,26), se la ha asociado  con una alianza eterna, y nunca deja de tener cuidado de ella como a su propio Cuerpo.
«He aquí al Cristo total, Cabeza y Cuerpo, uno solo formado de muchos… ». El mismo Señor dice en el Evangelio… «Ya nos son dos sino una sola carne (Mt 19,6) Como lo habéis visto, hay dos personas diferentes, pero no son más que una sola en la unión conyugal» (San Agustín).