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3.- Especial de Semana Santa : Reflexión sobre el Misterio Pascual.

1.- Muchas veces se habrá escuchado, y ustedes seguramente en sus encuentros también, la expresión MISTERIO PASCUAL o también simplemente PASCUA.
No dudo que alguna idea deben tener sobre este tema; lo importante no es tener una idea sobre el tema, sino cómo hacerlo vida.
Partamos por el significado de Pascua.
Pascua se puede traducir por “Paso”, “Brinco”, “Salto”. Es como el saltar una acequia, el saltar un obstáculo. También podría entenderse como el Paso o tránsito de un lado a otro. En el Exodo se habla del Paso del Señor por Egipto. Al pasar (perdonen la expresión) “dejó la escoba”, quedó la “tendalá”, ya que fueron exterminados los primogénitos de los egipcios (Exodo 12,12). El Pueblo de Israel también Pasó. De ser un pueblo de esclavos pasó a ser un pueblo libre al pasar el Mar Rojo (Exodo 14,15-31), y luego, después de la Alianza en el Sinaí, llegó a ser el Pueblo de Dios (Exodo 19,1-8). De modo que Pascua trae consigo la idea de pasar de una situación mala a otra mejor. Y es esto lo que celebran los hebreos hasta el día de hoy.
2.- Jesús no sólo celebró la Pascua, sino vivió su Pascua y llega a ser nuestra Pascua.
Vivió su Pascua al pasar de la muerte a la vida (1Corintios 15,1-8.20). El Padre Dios lo rescató del poder de la muerte y le dio el señorío de todo (Filipenses 2,9-11). Con su muerte Jesús venció al enemigo del hombre: el pecado y la muerte.
El nos enseña que para llegar a la gloria hay que pasar por la cruz (Lucas 24,26).
Nosotros los cristianos somos personas de Pascua, ya que también hemos tenido nuestra Pascua. Gracias al bautismo hemos pasado de la situación de pecado a la situación de Gracia, de hijos de ira hemos llegado a ser Hijos de la predilección, de ser no-pueblo hemos llegado a ser Pueblo de Dios (Romanos 6,3-5). Todo esto es una tremenda realidad. No es una teoría, es una realidad.
3.- Amigos y hermanos. Toda la vida es una Pascua, ya que siempre estamos pasando de una situación de muerte a una de vida. Sólo desde ala fe podemos captar esta realidad. Cuando alguien recupera la salud ha vivido su Pascua, cuando encuentra trabajo ha vivido su Pascua, cuando experimenta el perdón ha vivido su Pascua, y cuando abre los ojos a la eternidad ha vivido su Pascua eterna y plena. Y todo gracias a Jesús, que es nuestra Pascua.
Todos experimentamos la Pascua, creyentes y no creyentes, pero qué distinto es vivir la Pascua con Cristo, El le da plenitud a nuestra realidad, a nuestra vida. Por eso, El es nuestra Pascua (1Corintios 5,7-8). Esto quiere decir que nosotros los cristianos debemos despojarnos de la “vieja levadura” ya que en Jesús somos panes ácimos, hombres nuevos, sin malicia.
Vivir la fe Pascual, es decir, la espiritualidad de la Pascua, procurando ser siempre hombres nuevos. El que cree y celebra a Cristo resucitado tiene que hacer vida lo que celebra.
Animémonos, hermanos, y, como decía san Francisco: “Comencemos, hermanos”.
Con un abrazo fraterno les saluda su servidor.
Hermano Pastor Salvo Beas