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Homilía para la Eucaristía del Domingo 21 de Febrero de 2016.

No olviden las alcancías de cuaresma. Todavía quedan. Si no Ha llevado pídala en el mismo templo. Hno. Pastor.
DOMINGO II DE CUARESMA.
Génesis 15,5-12.17-18: Alianza de Dios con Abraham: Dios se compromete a darle numerosa descendencia y una patria. El rito arcaico, rito de pasaje, significa que el que se compromete pasa entre las víctimas descuartizadas = que me suceda como a estas víctimas si no cumplo la Palabra. Abram creyó en el Señor.
Filipenses 3,17-4,1: el discípulo es el que acepta a Cristo y vive como Cristo ya en este mundo. El cristiano tiene una ciudadanía celestial que le exige un estilo de vida diferente. La certeza de que el Señor es fiel nos debe sostener.
Lucas 9,28-36: la Transfiguración evoca las manifestaciones de Dios en el Antiguo Testamento. Moisés y Elías, es decir, la Ley y los Profetas, dialogan con Jesús, pero luego se alejan, es que ha terminado su tiempo. Ahora hay que escuchar a Jesús, el Hijo elegido.
1.- El domingo pasado les decía que el cristiano es, al mismo tiempo, un hombre de fe y un Peregrino y forastero expuesto a diversas dificultades. En realidad estamos expuestos a distintas dificultades internas y externas. Y dentro de estas dificultades está la actitud de aquellos que son enemigos de la cruz de Cristo. Siempre se ha rechazado la cruz de Cristo como algo ignominioso. Hoy también se rechaza su mensaje ya que es anticuado, retrógrado y molesta a la sociedad. En medio de estas hostilidades vamos peregrinando. Existen, pues, los obstáculos a la vida nueva, a la vida como discípulo. Pero  no debemos olvidar que a nosotros nos sostiene una fe y somos “ciudadanos del cielo”.
2.- Dios es fiel y veraz. ¿Qué significa esto?
Que El siempre cumple sus promesas, su palabra. De una forma muy particular el Génesis nos muestra cómo Dios se compromete con Abram.
El es también veraz, es decir, no nos engaña. Nuestra fe y seguridad se apoya en el Señor y en nadie más.
Hoy día, cuando existe tanto bombardeo ideológico, tanto escándalo, creo que la única actitud válida del cristiano es la fe, una fe fuerte, como la de Abram, que creyó contra toda esperanza.
3.- Muchas veces nosotros buscamos pruebas que nos corroboren tal o cual promesa. Abram pidió una señal y Dios se la dio: el rito del pasaje.
Dios a nosotros también nos da una señal que viene a ratificar la fe. La Transfiguración del Señor. El relato nos muestra a Jesús como el Hijo elegido. La transfiguración es un anticipo de lo que le sucederá a El y también a nosotros. San Pablo nos dice hoy: “El transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso”. Este es un anuncio Pascual: la resurrección = transformación, no sólo para Jesús, sino también para nosotros, que le creemos, porque sabemos que El es fiel y veraz.
Muchas veces luchamos por la transformación de la realidad, y debemos hacerlo, pero sin perder la perspectiva de lo que somos. No habrá auténtica transformación si no nos transformamos nosotros.
Mientras peregrinamos por este mundo no debemos olvidar que tenemos una ciudadanía especial. Los filipenses se enorgullecían por ser ciudadanos romanos, ya que esto les daba ciertos privilegios. Hoy algunos aspiran a tener la  ciudadanía de un país poderoso. Nosotros tenemos la ciudadanía del Reino, que nos hace herederos de las promesas de Dios. Y todo gracias a la fe.
4.- Entonces apliquémonos lo que dice la Palabra: “Perseveren firmemente en el Señor”. Nada de avergonzarnos de Cristo, de su evangelio. Sentir el santo orgullo de ser ciudadanos del Reino, lo que implica un estilo de vida adecuado. Y porque somos ciudadanos del Reino podemos decir: “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?” Por ser ciudadanos del Reino es que podemos acercarnos a la Mesa santa y servirnos de lo que el Señor nos ofrece. Celebramos el Sacramento de la fe y así podemos seguir en nuestro Peregrinar.
Hermano Pastor Salvo Beas.